La actriz cubana Ana Luisa Rubio, conocida por su destacada trayectoria en la televisión y la radio en los años 70 y 80, ha quedado en la calle tras ser desalojada de su hogar en Miami. La propia artista había advertido sobre esta situación días atrás en sus redes sociales, y lamentablemente, su predicción se cumplió. Según contó, durante el proceso sufrió un ataque de pánico, mientras que la policía se llevó a sus tres gatos, de quienes hasta ahora no tiene noticias.
Rubio, quien en su juventud brilló en novelas, series y programas humorísticos en Cuba, asegura que desde 2017 enfrenta un laberinto judicial que la ha señalado injustamente por delitos que, según ella, jamás cometió. Entre los cargos que menciona, figura algo tan insólito como haber sido acusada de alimentar a animales callejeros.
En medio de esta crisis, la actriz ha encontrado un refugio temporal en casa de su prima Noelia, quien le abrió las puertas a petición de la también actriz María Karla Rivero Veloz, conocida como Maka. A través de un video compartido en redes, Maka pidió ayuda para encontrarle una solución más estable a Rubio.
«Han sido días caóticos para Ana. Llevamos más de dos horas conversando y buscando resolver esta situación. No tiene dónde vivir», explicó Maka visiblemente preocupada. Añadió que, aunque la prima de Rubio la acogió, el espacio es reducido y la solución es solo temporal. «Estamos tratando de negociar para que pueda quedarse ahí un poco más mientras buscamos una salida definitiva».
Maka y su esposo destacaron que Ana Luisa Rubio no es solo una artista, sino también una activista reconocida por su oposición al régimen cubano. «Ella tuvo el valor de enfrentar la dictadura con todas las de la ley. Ahora le toca al exilio unirse y ayudarla como ella se merece», enfatizaron.
Por su parte, Rubio confesó que pedir ayuda públicamente no es algo con lo que se sienta cómoda. «Siempre me he valido por mí misma. No me gusta abusar de la generosidad de la gente, pero estoy en un momento muy difícil. Mi salud está deteriorada y no tengo otra opción», admitió.
La actriz asegura que su desalojo tiene relación con su defensa de los animales. «Yo alimentaba a los gatos callejeros que vivían en el edificio. Siempre se hizo, pero cuando fui yo quien lo hizo, de pronto se convirtió en un delito», lamentó.
Uno de los aspectos que más la angustian es la desaparición de sus tres gatos, que fueron retirados por la policía en pleno desalojo. «Mis bebés desaparecieron. Animal Control dice que no los tienen, nadie sabe dónde están. Dos de ellos tienen 12 años y uno estaba enfermo. Si mis animales desaparecen, yo no quiero nada. Si no pueden ayudarme a mí, por favor, al menos salven a mis gatos», imploró entre lágrimas.
Ahora, su situación sigue siendo incierta, mientras amigos, colegas y miembros de la comunidad intentan encontrar una salida para que Ana Luisa Rubio no termine en la calle definitivamente. Su historia es un recordatorio de lo vulnerable que puede ser la vida, incluso para quienes un día fueron aplaudidos en la pantalla.







