En Cuba, hablar de conexión a internet sin mencionar a ETECSA es como hablar de café sin azúcar. El monopolio estatal sigue siendo el único proveedor del país, y cuando el servicio se cae (que no es raro), las excusas vuelan más rápido que los megas.
En declaraciones recientes al noticiero nacional, Kevin Castro Rodríguez, uno de los jefes de Operaciones de la Red de ETECSA, soltó lo que para muchos suena a otra justificación más: la culpa del mal servicio también es de la “contrarrevolución”. Así mismo lo dijo, sin titubeo.
Vandalismo y sabotaje: el nuevo enemigo de los datos móviles
Según el directivo, la infraestructura de ETECSA está siendo blanco de ataques vandálicos. Y no son cosas menores, según él. Habló de cortes intencionales en la fibra óptica, robos de cables telefónicos, quema de postes, hasta desaparición de baterías en las radiobases.
“Nos han saboteado postes, quemado cables, hasta nos afectaron un aeropuerto”, comentó Castro en tono serio, señalando un caso en Camagüey, donde un corte de fibra óptica paralizó operaciones por seis horas y provocó pérdidas de más de 16 millones de CUP.
Internet lento, caro y con más huecos que un colador
Aunque suene a disco rayado, la conexión en Cuba sigue siendo uno de los dolores de cabeza más grandes para los cubanos de a pie. El servicio, además de caro, es inestable. Y esto lo admite el propio ETECSA.
Castro señaló que hay un crecimiento constante en la demanda de internet, pero la infraestructura no da abasto. “No tenemos divisas para seguir invirtiendo como antes del 2022”, dijo sin rodeos. Es decir, el dinero no alcanza y, sin inversión, no hay milagros tecnológicos.
La cosa se complica con la escasez de recursos: más usuarios, más dispositivos, más consumo… pero la red sigue igualita, como una guagua vieja cargada hasta el techo.
La seguridad nacional, también en juego
ETECSA insiste en que muchos de estos ataques a su infraestructura no son simples delitos comunes. “Se trata de acciones deliberadas que afectan directamente la seguridad del país”, aseguró Castro. Y aunque no dio nombres ni culpables concretos, dejó claro que la narrativa oficial apunta a un sabotaje con tintes políticos.
No es la primera vez que la empresa saca el comodín del “enemigo externo”. Ya en 2024 se hablaba de una supuesta ola de vandalismo nocturno, donde los cables desaparecían como por arte de magia, especialmente en zonas más vulnerables.
Y no es solo ETECSA quien se queja. Las autoridades también han llamado “sabotaje” a otros robos similares que afectan servicios básicos, como cuando en Matanzas se llevaron tornillos de un parque solar y lo dejaron cojeando.
¿Hasta cuándo el pueblo aguantará el buffering eterno?
Mientras tanto, los cubanos siguen lidiando con una conexión que se va y viene como el coco. Las videollamadas se cortan, los mensajes tardan en llegar, y ver una serie completa sin interrupciones parece una misión imposible.
Entre la falta de inversión, el vandalismo y la crisis económica, el futuro digital de la isla pinta complicado. Y aunque desde arriba insistan en que todo tiene explicación, lo cierto es que en la calle la gente está más que harta de pagar tanto por tan poco.