La situación energética en Cuba está que arde —aunque no precisamente por exceso de corriente. Este martes, el país amanece sumido en una de las peores jornadas de apagones del año, con cortes eléctricos que parecen no tener fin ni horario.
Desde ayer, la electricidad fue más un recuerdo que una realidad, con afectaciones que duraron las 24 horas completas y se arrastraron bien entrada la madrugada. En el momento de mayor demanda, justo a las 7:50 p.m., el sistema colapsó con un déficit brutal de 1,736 megavatios, una cifra que, aunque por debajo de lo estimado por la Unión Eléctrica (UNE), sigue siendo escandalosamente alta.
El amanecer no trajo alivio. A las 7:00 a.m. de este martes, el SEN apenas contaba con 1,480 MW disponibles, mientras la demanda ya rebasaba los 2,600 MW. ¿Resultado? Más de 1,100 MW en rojo desde temprano, y lo que se espera para el mediodía es otro trancazo: alrededor de 1,400 MW de apagones en plena luz del día.
Y por la noche, cuando más falta hace el servicio, el panorama pinta peor. Se prevé que las afectaciones alcancen los 1,668 MW, un golpe duro justo en el horario pico.
Crisis de fondo: roturas, mantenimiento y cero combustible
El parte oficial de la UNE expone una cadena de problemas que parece sacada de una pesadilla eléctrica. Hay varias unidades clave fuera de juego por roturas: Mariel, Nuevitas y Felton están en problemas, y otras están bajo mantenimiento como Santa Cruz, Cienfuegos y Renté.
Por si fuera poco, más de 60 centrales de generación distribuida están paralizadas, simplemente porque no hay combustible para moverlas. Y 32 MW adicionales están indisponibles porque tampoco hay lubricantes.
La esperanza está puesta en que entren a funcionar dos unidades: Felton 1, con 205 MW, y Renté 3, con 67 MW, que podrían aliviar un poco la situación, según explicó en televisión el director general de Electricidad, Lázaro Guerra Hernández. Pero la palabra «alivio» se queda corta frente al tamaño del apagón.
Energía solar: luz que no alcanza
En medio de tanto apagón, los nuevos parques solares fotovoltaicos han generado 986 MWh. Aunque es una cifra que muestra avances en el intento por diversificar la matriz energética, la realidad es que ese aporte es apenas un granito de arena frente a la tormenta de déficit que atraviesa el país.
Una crisis sin luz al final del túnel
Lo que estamos viviendo no es solo una crisis momentánea. Es un reflejo de una infraestructura eléctrica envejecida, reventada por la falta de mantenimiento, escasa inversión y dependencia total del combustible fósil, que cada vez escasea más.
Sí, el gobierno sigue hablando de eficiencia energética, de energías renovables y de que “todo va a mejorar”. Pero en la práctica, el cubano de a pie sigue apagando velas para poder cenar y usando el abanico como salvación en las noches calurosas.
Mientras tanto, la incertidumbre se instala como una sombra permanente, y la electricidad, ese bien tan básico, se ha vuelto un lujo que llega y se va sin avisar.
Así estamos: sin corriente, sin soluciones inmediatas y con una paciencia que se agota más rápido que las baterías del móvil.
