La noticia cayó como un baldazo de agua fría en la Isla: el Papa Francisco falleció este lunes en el Vaticano, a los 88 años, y el gobierno cubano no tardó en reaccionar. En un gesto cargado de solemnidad y simbolismo, Miguel Díaz-Canel decretó Duelo Oficial en todo el país, rindiendo homenaje a una figura que, más allá de lo religioso, tuvo una conexión especial con la política cubana.
El anuncio llegó primero por la televisión nacional, y luego se hizo oficial a través de un comunicado del gobierno. El duelo se extenderá desde las 6:00 a.m. del 22 de abril hasta la medianoche del 24, y durante ese tiempo la bandera cubana ondeará a media asta en todos los edificios públicos y recintos militares. Un gesto clásico para despedir a alguien que, desde Roma, supo tender puentes hacia La Habana.
“Su Santidad fue un firme defensor de la paz y un actor activo en la búsqueda de soluciones a los grandes desafíos del mundo”, dice la nota oficial. Además, se subraya su papel como figura de diálogo, particularmente con Cuba, con la que compartió posturas en temas clave de la agenda internacional.
Uno de los momentos que más recuerda el gobierno cubano fue su mediación en el proceso de deshielo entre Estados Unidos y Cuba, cuando las relaciones bilaterales estaban en plena efervescencia. Desde entonces, Francisco fue visto con buenos ojos por la cúpula cubana, que siempre lo trató como un aliado respetuoso.
Raúl Castro, quien tuvo varias oportunidades de conversar con el pontífice, también se sumó a las condolencias. En un mensaje emotivo publicado por la Presidencia, confesó sentirse “profundamente conmovido” por la muerte del Papa, a quien llamó “entrañable amigo”. “Tal como me dijo una vez, también lo llevaré para siempre en mi corazón”, escribió el líder histórico, dejando entrever una relación que iba más allá del protocolo.
Por su parte, Díaz-Canel recordó la visita del Papa a Cuba en 2015, una de las más significativas para la Iglesia en la Isla. En su mensaje a la comunidad católica mundial, el mandatario cubano resaltó los gestos de cariño que Francisco tuvo con el pueblo cubano y su defensa constante del entendimiento y la fraternidad entre los pueblos.
Aunque la fe no sea el motor principal del sistema cubano, la figura del Papa Francisco se ganó un respeto notable dentro de la cúpula del poder, algo que no todos los líderes religiosos han logrado. Su legado en la Isla, más que eclesiástico, fue político y simbólico. Y por eso, en estos días de duelo, hasta las banderas se bajan para despedirlo.
