Una escena que da dolor en el alma: este viernes, un banco del parque de 3ra y Paseo, en pleno corazón de El Vedado, amaneció con dos patas arrancadas y tirado boca abajo sobre el césped. Otro acto de vandalismo más en La Habana, donde parece que la desidia y la indisciplina ganan terreno día tras día.
La denuncia la hizo pública el usuario Enrique Durán Luis en el grupo de Facebook «El Vedado de Hoy», acompañado de un mensaje que no dejó lugar a dudas: «Es una herida lamentable para el parque, pero también para todo El Vedado. La crisis no puede ser excusa para destruir lo poco que tenemos». Y no, no exagera.
Durán recordó algo que agrava aún más la indignación: hace apenas unos días las autoridades se habían dado a la tarea de pintar todos los bancos de los parques de la zona, desde la 3ra hasta Zapata. Un esfuerzo de embellecimiento que ahora, gracias a unos cuantos indolentes, se ve pisoteado.
Pero este no es un hecho aislado, ni mucho menos. Según Durán, en otros parques de La Habana también se están viendo los estragos del vandalismo. Es como una epidemia de destrucción que nadie parece frenar.
Los viejos bancos largos, donde antes se reunían familias enteras a conversar, ya no existen. Fueron reemplazados hace años por versiones más pequeñas, y ahora, cuando se lograba reunir dos de esos para darle algo de dignidad a los espacios, aparecen los vándalos a destrozarlo todo. ¡Así no hay quién viva!
En los comentarios de la publicación, los habaneros no se callaron. «No hay ley ni orden en Cuba», soltó uno sin pelos en la lengua. Otros recordaron con nostalgia que antes nadie se atrevía a hacer estas cosas. «¿Y la Policía dónde estaba?», se preguntó una vecina, señalando que romper un banco de madera no se hace en dos minutos.
Y es que la indignación va en aumento. «¿Hasta dónde vamos a llegar?», escribió otra internauta. «La delincuencia está desatada: en los parques, en las guaguas, en la calle… ¿qué están haciendo las autoridades?», cuestionó otra.
Una habanera dio en el clavo con su comentario: «Estos estúpidos solo nos hacen daño a los cubanos de a pie. Los de arriba no van al parque». Tremenda verdad.
El caso del banco roto en 3ra y Paseo no es un hecho aislado. En G y 5ta, justo frente al Ministerio de Relaciones Exteriores, también han roto los bancos de mármol. En el Parque Lennon ya casi no queda asiento entero. Y en el Malecón, a la altura de G, todos los bancos de mármol están destruidos.
El panorama no mejora en otros barrios. En el Parque Buttari de Lawton, tuvieron que reemplazar la cerca metálica por una de mampostería porque era destrozada a diario. La violencia urbana no da tregua.
Pero más allá de los daños materiales, lo que verdaderamente se está rompiendo es el alma de La Habana. Enrique Durán lo resumió mejor que nadie: «El vandalismo, la desidia, la indisciplina y la indolencia la sufrimos todos».
Y no es solo cuestión de dinero. Las penurias económicas no justifican la falta de respeto ni la irresponsabilidad. Cuidar nuestros espacios públicos es también cuidar nuestra dignidad como pueblo.
El mensaje es claro: sin vigilancia real, sin sanciones ejemplares y sin una conciencia ciudadana que despierte de una buena vez, La Habana seguirá perdiendo no solo su belleza, sino también su espíritu.