Camagüey está de luto. Un joven valiente, de apenas 21 años, fue asesinado por hacer lo correcto: defender a su hermana de un hombre violento. Se llamaba Diosvanys, y su historia ha comenzado a circular por redes sociales, generando indignación y tristeza en toda Cuba.
El crimen ocurrió en el reparto Montejo, en plena ciudad de Camagüey. El agresor, conocido como “Habana”, mantenía una relación sentimental con la hermana de la víctima, y, según varios testimonios, ejercía violencia física de manera habitual contra ella. Fue entonces cuando Diosvanys decidió intervenir.
No fue un arrebato. El muchacho, harto de ver cómo maltrataban a su hermana, enfrentó al agresor y le dejó claro que no iba a permitir más abusos. Desde ese momento, comenzó a recibir amenazas de muerte. Nadie imaginó que esas amenazas se convertirían en una tragedia real.
El asesinato ocurrió mientras varias personas estaban reunidas jugando dominó. “Habana” llegó al lugar y sin mediar muchas palabras, atacó brutalmente a Diosvanys hasta quitarle la vida. Luego, escapó del lugar y hasta el día de hoy se mantiene prófugo. La familia y amigos del joven claman justicia y exigen que este crimen no quede impune.
Y lo peor es que no es un caso aislado.
Ese mismo día, en otra zona de Camagüey, ocurrió otro hecho trágico: una joven madre de solo 17 años fue asesinada por su expareja. Se llamaba Yilianys Reyes y tenía una hija de dos años que ahora ha quedado huérfana. El agresor también huyó y está siendo buscado por la policía.
Según la organización YoSíTeCreo en Cuba, este es el feminicidio número 11 en lo que va de 2025, y hay alertas activas en otras provincias como Artemisa, Matanzas, Santiago de Cuba y La Habana. La situación es alarmante.
El gobierno ha anunciado la creación de un registro de violencia de género, que supuestamente permitirá estudiar causas, consecuencias y patrones. Pero hay un problema: el registro no será público. Y eso genera muchas dudas. ¿Cómo se combate algo que no se visibiliza? ¿Cómo se protege a las víctimas si no hay transparencia?
Este tipo de noticias duelen. Pero más duele la impunidad, la falta de acción y la repetición de estos hechos. Diosvanys actuó con coraje. Pagó con su vida por proteger a alguien que amaba. Ahora, es el turno de la sociedad cubana de exigir que su muerte no sea en vano.