En medio de un panorama que no pinta nada fácil, Miguel Díaz-Canel volvió a tirar de libreto y convocó al pueblo cubano a salir a las calles este Primero de Mayo. A través de un mensaje oficial publicado por la Presidencia de Cuba, el gobernante pidió al pueblo que se movilice en defensa del socialismo y sus “logros”, a pesar de la profunda crisis que tiene a la isla patas arriba.
El comunicado, titulado Mensaje a los Trabajadores y al Pueblo de Cuba, resalta con orgullo que ni en los peores momentos se ha dejado de conmemorar el Día Internacional del Trabajo. Según Díaz-Canel, eso demuestra la firmeza y el espíritu de lucha del pueblo cubano frente a las adversidades.
“Resistimos y creamos”, aseguró el mandatario, echándole nuevamente la culpa de todos los males al “poder imperial”, como suele llamar a Estados Unidos. Según él, el enemigo externo busca borrar a Cuba del mapa político mundial, pero el país sigue en pie gracias a la voluntad del pueblo. Nada nuevo en el discurso, pero con el tono de quien necesita recuperar fe y músculo político.
Un llamado a llenar las plazas en medio del apagón
Díaz-Canel no ocultó que el país está pasando por serios aprietos. Lo reconoció, pero sin tocar ni con el pétalo de una rosa las políticas internas o los errores de gestión que han dejado al cubano de a pie sin comida, sin medicinas y sin transporte. Para él, el embargo sigue siendo el gran villano de la historia.
Aun así, pidió al pueblo que salga a las calles a mostrar unidad y firmeza. “No estamos vivos y de pie porque lo haya querido el mayor enemigo del pueblo cubano. Estamos vivos, de pie, resistiendo y creando por la voluntad de cubanas y cubanos”, soltó, en tono desafiante, mientras la realidad nacional dice otra cosa: cortes eléctricos interminables, inflación desbocada, migración sin frenos y un peso cubano que ya ni respira en el mercado informal.
Fidel como amuleto y la nostalgia del “momento histórico”
Como es costumbre, Díaz-Canel apeló a la figura de Fidel Castro para reforzar su mensaje. Citó aquel llamado a actuar con “sentido del momento histórico” y a “cambiar todo lo que debe ser cambiado”, aunque esas frases, en la práctica, se han convertido más en consignas repetidas que en acciones concretas.
El contexto actual es espinoso. La producción agrícola está en el piso, los anaqueles siguen vacíos y el descontento social crece a ritmo acelerado. Aún así, el gobernante insiste en la “celebración de la resistencia” y en la utopía de ese “mundo mejor posible” que —según él— Cuba merece y está construyendo, aunque el cubano común no vea señales claras de ese camino.
Un mensaje para sostener la narrativa
La alocución cierra con una mezcla de consignas y advertencias. Unidad, soberanía, lucha contra el bloqueo, y hasta una mención al “fascismo que regresa” en el mundo. Todo muy al estilo del discurso oficialista, cargado de épica, pero cada vez más alejado de las preocupaciones reales de una población agotada por la escasez, los apagones y la falta de esperanza.
En definitiva, la convocatoria al Primero de Mayo parece más una búsqueda de legitimidad que una verdadera celebración del trabajador cubano, que hoy enfrenta uno de los peores escenarios económicos en décadas.