La tranquilidad habitual de un lunes en Artemisa se vio sacudida cuando un fuego de gran magnitud arrasó un apartamento en el edificio 43. Aunque, por suerte, no hubo heridos, los daños materiales fueron tan severos que dejaron al inmueble prácticamente inhabitable.
El incendio ocurrió a plena luz del día, y aunque los bomberos llegaron rápido al lugar y evitaron que las llamas se tragaran todo el edificio, el susto fue de madre. Las imágenes publicadas por Radio Artemisa hablan por sí solas: lenguas de fuego saliendo por la ventana, una columna de humo denso que se veía desde varias cuadras, y el apartamento ardiendo como una antorcha mientras, increíblemente, algunas matas ornamentales seguían firmes en la baranda, como testigos mudos del desastre.
Una vez controlado el incendio, la escena era desoladora. Las paredes quedaron negras del humo, y se podía notar a simple vista el golpe estructural que sufrió el apartamento afectado. Todo quemado, todo perdido.
Una ambulancia del SIUM también se presentó en la escena, por si había que atender a alguien, aunque no fue necesario activar el servicio médico de urgencia. En el lugar no faltó la típica mezcla de preocupación y curiosidad de los vecinos, que se acercaron para enterarse de lo sucedido y brindar ayuda si hacía falta.
Hasta el momento, las autoridades no han dado con la causa exacta del fuego, pero ya se abrió una investigación para esclarecer lo ocurrido.
Una racha que preocupa
Este no es un caso aislado. En los últimos meses, varios incendios han sacudido viviendas en diferentes puntos de Cuba. En marzo, un apartamento en Alamar quedó reducido a cenizas, y aunque no hubo víctimas, las pérdidas materiales fueron totales. Ese mismo mes, otro incendio en Lawton, Diez de Octubre, dejó a un hombre en cuidados intensivos.
Y en octubre del 2024, nuevamente en Alamar, un apartamento se incendió mientras cocinaban con leña durante un apagón. Sí, con leña. Así estamos. La crisis energética y los apagones prolongados han obligado a muchas familias a improvisar con lo que tienen a mano, y eso eleva los riesgos de incendios domésticos como este.
La situación de las viviendas en Cuba es crítica, y estos hechos lo dejan más claro que nunca. Entre la infraestructura envejecida, la escasez de materiales y la falta de mantenimiento, cualquier chispa —literal o figurada— puede convertirse en tragedia.
Lo cierto es que la población vive con el alma en un hilo, esperando que no les toque a ellos la próxima vez. Y en un país donde muchos cocinan con resistencia eléctrica, fogones improvisados o leña por falta de gas, el peligro está, como quien dice, a la vuelta de la esquina.