Si eres madre o padre en Cuba, seguro ya pasaste por el susto (o el coraje) de buscar leche en polvo para tus hijos y toparte con estantes vacíos. Pues en Sancti Spíritus la cosa se puso más fea aún: las autoridades ya reconocen que no hay leche en polvo… ni esperanza de que aparezca pronto. Así, con todas las letras, dijeron que no tienen alternativa para alimentar a los menores.
En una entrevista que parece sacada de una película de terror económico, Alberto Cañizares Rodríguez, el director de la empresa Río Zaza, confirmó lo que todos sospechábamos: el Estado no tiene cómo garantizar leche para los niños. Su justificación fue la de siempre: el “bloqueo” de Estados Unidos. Según él, sin financiamiento no se puede importar el producto.
Y lo más grave es que tampoco hay soluciones temporales. Dijo claramente que no existen alternativas médicamente comprobadas para sustituir la leche en polvo. O sea, si no hay leche, los niños simplemente se quedan sin nada. Y eso, dicho por un funcionario en televisión, deja helado a cualquiera.
Pero ojo, porque esto no es nuevo. En otras provincias, cuando pasó algo parecido, al menos ofrecieron un “chocolate para desayuno” como parche. En Sancti Spíritus, ni eso queda. Ni chocolate, ni mezcla rara, ni promesas falsas: hay sequía total.
Y aunque estamos en primavera, temporada donde se supone que las vacas dan algo más de leche, ni eso sirve. La poca leche fluida que hay irá solo para quienes tengan dietas especiales o vivan en zonas productoras. Para el resto, incluidos miles de niños, simplemente no hay nada.
Ahora, aquí viene lo más indignante…
Sí hay leche en polvo, pero en dólares. En Miramar, en el famoso mercado de 3ra y 70, comenzaron a vender leche reenvasada a 8.75 dólares el kilo. ¿Quién puede pagar eso en un país donde el salario mínimo es mucho menos?
Las redes sociales estallaron con teorías: que si esa leche viene de donaciones y la están revendiendo, que si no tiene registro sanitario claro, que si el gobierno prefiere venderla a los turistas que dársela a los niños… Lo que sí es seguro es que esto huele a negocio, no a preocupación por el pueblo.
Esta situación no solo pone en riesgo la nutrición de los más pequeños, sino que mina aún más la poca confianza que queda en las decisiones del gobierno cubano. La leche, que debería ser un derecho básico para los niños, se ha convertido en un lujo exclusivo para quienes manejan divisas.
Y mientras tanto, ¿qué le decimos a los niños? Que se tomen un vaso de aire, con un chorrito de resignación.