Una escena insólita sacudió los portales del emblemático Hotel Sevilla, en plena Habana Vieja: un hombre, tras intentar robar en una tienda del lugar, terminó con la mano ensangrentada luego de romper una de las vidrieras. El supuesto ladrón fue atendido en el mismo sitio por varios transeúntes, mientras yacía en el suelo, herido y rodeado de curiosos.
Las imágenes, divulgadas por el comunicador Yosmany Mayeta Labrada, muestran el momento en que varias personas le prestan primeros auxilios. Sin embargo, no se ha confirmado ni la fecha exacta del suceso ni si el hombre fue finalmente entregado a la policía.
La creciente inseguridad sigue dando de qué hablar
Este hecho, ocurrido en una zona turística clave como lo es la intersección de Prado y Trocadero, vuelve a poner sobre la mesa la preocupación por la seguridad en La Habana, sobre todo en lugares tan frecuentados por visitantes y residentes como el centro histórico.
No es un caso aislado. En los últimos meses, se han reportado situaciones que reflejan una escalada evidente de la delincuencia. Desde un turista asaltado a plena luz del día en la calle Aguiar, hasta el arresto ciudadano de un hombre que le arrancó el celular a una señora belga de 73 años. Todo en pleno corazón de la capital.
Los datos oficiales ya no alcanzan para calmar el miedo
A pesar de que a finales de 2024 el gobierno cubano reconoció que los delitos van en aumento, muchos ciudadanos aseguran que esa realidad la viven desde hace rato. Y lo dicen con pruebas: cada vez es más común ver publicaciones en redes con imágenes de cámaras de seguridad instaladas por los propios vecinos.
El pueblo ha tenido que asumir el rol de vigilante, muchas veces sin respaldo real de las autoridades. Casos como el del ladrón con martillo que se metió en una casa del Vedado mientras los dueños dormían, o el hombre cazado por vecinos en Arroyo Naranjo cuando intentaba desarmar parte de la vía férrea, demuestran que la gente está haciendo justicia por su cuenta.
En Mantilla, por ejemplo, la alerta rápida de los residentes permitió que un jefe de sector capturara a un sujeto justo cuando arrancaba cabillas de una línea de tren, un acto que pudo haber causado una tragedia ferroviaria de grandes proporciones.
El crimen crece al ritmo de la crisis
Todo esto ocurre en un contexto de profunda crisis económica y social. La inseguridad no es más que un reflejo de un país donde cada vez cuesta más sobrevivir, y donde muchos, lamentablemente, eligen caminos desesperados.
Mientras tanto, la sensación general es que el aparato policial no da abasto, y que la justicia —cuando llega— lo hace tarde o mal. Por eso, más que nunca, los cubanos están echando mano a lo que tienen: su comunidad, su voz y su ingenio, aunque eso signifique exponerse.