Durante una visita por los municipios de Jobabo y Colombia, en la provincia de Las Tunas, el gobernante cubano Miguel Díaz-Canel volvió a sacar pecho con una de sus frases que suenan más bonitas que creíbles: “En estos momentos tenemos mucha más tierra sembrada que en otras etapas”. Pero mientras él lo dice, la mesa del cubano promedio sigue igualita: medio vacía y cada vez más cara de llenar.
Según el reporte de Tunas Visión, el presidente aseguró que el pueblo ya entendió que hay que salir adelante “por nuestros propios medios”, sin esperar que todo venga del extranjero. Todo muy patriótico, sí, pero sin un solo número que pruebe lo que afirma. Solo promesas y discursos… como ya es costumbre.
La agricultura, ahogada en trabas y carencias
Aunque el cuento oficial pinta un campo floreciendo, la realidad es bien distinta. El campo cubano está en candela: no hay fertilizantes, ni combustible, ni maquinaria. Y encima, los agricultores tienen que lidiar con una montaña de trámites que más que ayudar, los enredan y frenan.
Lo irónico es que no es la primera vez que Díaz-Canel lanza este tipo de arengas. En mayo de 2024, durante un recorrido por San Luis, Santiago de Cuba, soltó otra de sus frases célebres: “Aquí hay tierra para producir la comida que nos hace falta”. Pero esa tierra sigue esperando milagros, porque los resultados no han mejorado, ni en el campo ni en el agro-mercado.
Discurso de autosuficiencia, decisiones contradictorias
Por un lado, el gobierno insiste en que hay que producir más comida dentro del país. Pero por otro, le quitó tierras en usufructo a 137 campesinos en Ciego de Ávila a finales de 2024, alegando que no cumplían con la ley. Así, en lugar de apoyar al que está fajado en la tierra, le quitan lo poco que tiene, sembrando más miedo que boniato.
Y si eso no fuera suficiente, en marzo de 2025 se legalizó que extranjeros con residencia permanente pudieran recibir tierras en usufructo, supuestamente para “impulsar la producción”. ¿Y los cubanos qué? Pues mirando desde la cerca cómo otros cosechan oportunidades que a ellos les niegan.
El arroz, símbolo del fracaso agrícola
Por mucho que se hable de tierras sembradas, el arroz —uno de los alimentos más importantes en la dieta cubana— está en su peor momento en décadas. Hoy se cosecha apenas el 30% de lo que se producía en 2018. Un desplome que no se puede tapar con ningún discurso, por más optimista que suene.
Un país con hambre y un discurso que no llena
Las palabras del presidente parecen sacadas de un guion que no se cansa de repetirse, pero que cada vez suena más desconectado de lo que realmente está pasando en la isla. Porque mientras se habla de tierras y talento nacional, lo que se ve en la calle son colas, desabastecimiento y una población agotada de esperar que las promesas florezcan.