En medio del calorón habanero y los apagones de siempre, arrancó la Feria Internacional de Turismo FITCuba 2025, y como era de esperarse, Manuel Marrero volvió a repetir el mismo libreto gastado: que si el bloqueo, que si la culpa es de Estados Unidos, que si la resistencia del pueblo. Nada nuevo bajo el sol.
Durante su intervención —recogida, cómo no, por el diario oficial Granma—, Marrero soltó que “recuperar y desarrollar el turismo en Cuba es una cuestión de honor”, aunque ni por asomo mencionó los baches internos que tienen al sector turístico con un pie en el hueco.
Turismo en picada: menos visitantes, más excusas
Los números no mienten. Solo en los primeros tres meses de 2025, Cuba recibió 571,772 turistas, casi un 30% menos que el mismo período del año pasado, según la ONEI. Los países que antes mandaban viajeros —Rusia, Canadá y la propia diáspora cubana— también han frenado en seco. ¿Y por qué será?
No hace falta ser economista para entenderlo. Entre apagones constantes, falta de productos básicos, precios en MLC, inseguridad y un sistema de transporte que no da pie con bola, nadie quiere pasar sus vacaciones en medio del caos. Como dijo el CEO de PriceTravel, Rafael Durand, con total claridad: “A Cuba no hay cómo llegar. Los turistas han perdido la confianza.”
Promesas recicladas en envases nuevos
En FITCuba, Marrero anunció con bombo y platillo nuevas estrategias “audaces”: eliminar tasas en aeropuertos, impulsar el turismo médico, facilitar negocios en divisas y promover la inversión extranjera. Pero si esto te suena repetido, no es tu imaginación. Esas mismas medidas ya se han dicho antes… y el resultado sigue siendo el mismo: hoteles vacíos y turistas huyendo hacia otros destinos del Caribe.
Delfines y circo mediático
Como si la cosa no fuera ya surrealista, también reaparecieron las famosas “terapias con delfines” en hoteles de lujo en Cayo Guillermo. Un invento que el régimen presentó en la feria Salud para Todos 2025 como si fuera el gran boom del turismo médico. Pero la verdad es que estas propuestas parecen más parte de un show propagandístico que de una estrategia seria para levantar el sector.
Diagnóstico manipulado, cero autocrítica
Lo que realmente tiene al turismo cubano por el piso no es solo el embargo, sino una mezcla peligrosa de corrupción, deudas impagas, infraestructura obsoleta y una logística más improvisada que fiesta de barrio sin corriente. A pesar de que muchos operadores turísticos —incluso los cercanos al régimen— lo han dicho con todas sus letras, el gobierno sigue empujando la misma narrativa del “pobrecito Cuba bloqueado”.
Marrero, lejos de asumir responsabilidades, se limitó a agradecer la “comprensión” de los socios extranjeros y a repetir el cuento de la resistencia, como si con eso se pudiera tapar el deterioro que salta a la vista.
Una industria en ruinas, maquillada con discursos
En vez de arreglar los problemas reales, el gobierno sigue decorando la fachada. Mientras el discurso suena fuerte en ferias internacionales, la industria turística cubana sigue hundiéndose entre apagones, edificios a medio caer y promesas que no llegan ni a panfleto.
Y es que, por mucho que repitan el guion del bloqueo, los turistas no se comen ese cuento. La verdadera pregunta es: ¿cuándo dejarán de mirar hacia afuera y empezarán a arreglar lo que tienen dentro?