Poco a poco, Heiler Daniel Díaz Masso va saliendo del susto y del golpe. El chamaco de 16 años, estudiante del IPVCE “Antonio Maceo” en Santiago de Cuba, está respondiendo bien al tratamiento tras el brutal incidente que vivió el pasado domingo, cuando cayó desde un alero intentando escapar de una golpiza.
Según fuentes cercanas al muchacho, citadas por el periodista Yosmany Mayeta Labrada, Heiler permanece ingresado en el Hospital Infantil Sur Dr. Antonio María Béguez César, donde se recupera de una fractura de cráneo y una inflamación en los riñones. La familia respira un poco más tranquila.
“Ya está tomando leche, jugo… y quiere irse pa’ casa, pero no puede todavía. Me dijeron que lo van a bajar para la sala”, contó un pariente que prefirió mantenerse en el anonimato.
Un salto desesperado que casi termina en tragedia
Todo comenzó cuando un grupo de intrusos entró al albergue del preuniversitario, presuntamente con la intención de fajarse con varios estudiantes. Heiler, en su desesperación por evitar el encontronazo, intentó brincar del segundo piso al primero. El plan no le salió bien: se desplomó desde lo alto y terminó gravemente herido.
El hecho ocurrió en plena madrugada. La versión que circula dice que los agresores estaban sentados en el parque de la escuela y que un grupo de alumnos les tiró agua desde una ventana. Eso, al parecer, desató la furia de los visitantes, que no eran estudiantes del centro, y subieron al albergue a buscar candela.
Un ambiente que no pinta seguro
El caso ha levantado un avispero en redes sociales. Muchos cuestionan la seguridad en el IPVCE, y no es para menos: este tipo de incidentes no es nuevo. Aunque la Dirección Provincial de Educación insiste en que todo sigue “según el calendario escolar”, hay preocupación entre padres y estudiantes por lo fácil que cualquiera puede colarse en un plantel que debería estar más protegido.
Hasta ahora, tres jóvenes fueron detenidos por su presunta participación en el ataque. Las autoridades aseguran que están investigando a fondo, pero no han dicho ni pío sobre las versiones que hablan del uso de armas blancas durante el altercado.
Heiler se salvó, pero la herida va más allá del cuerpo
El muchacho, que es de Chamarreta, en San Luis, ha recibido mucho apoyo desde su comunidad y del propio hospital, donde lo mantienen bajo observación. Aunque se va recuperando, el trauma —como suele pasar— no es solo físico. Lo que pasó esa noche dejó una marca profunda, no solo en él, sino en toda una escuela que ahora vive entre la rutina escolar y el miedo a que algo así se repita.
Porque sí, la vida sigue, pero la violencia escolar es un tema serio que no se puede tapar con un calendario ni con discursos vacíos.
Esperemos que Heiler se recupere pronto del todo… y que las autoridades, de una vez, se tomen en serio la seguridad de los centros educativos. Porque ningún estudiante debería tener que tirarse de un alero para salvar el pellejo.
Poco a poco, Heiler Daniel Díaz Masso va saliendo del susto y del golpe. El chamaco de 16 años, estudiante del IPVCE “Antonio Maceo” en Santiago de Cuba, está respondiendo bien al tratamiento tras el brutal incidente que vivió el pasado domingo, cuando cayó desde un alero intentando escapar de una golpiza.
Según fuentes cercanas al muchacho, citadas por el periodista Yosmany Mayeta Labrada, Heiler permanece ingresado en el Hospital Infantil Sur Dr. Antonio María Béguez César, donde se recupera de una fractura de cráneo y una inflamación en los riñones. La familia respira un poco más tranquila.
“Ya está tomando leche, jugo… y quiere irse pa’ casa, pero no puede todavía. Me dijeron que lo van a bajar para la sala”, contó un pariente que prefirió mantenerse en el anonimato.
Un salto desesperado que casi termina en tragedia
Todo comenzó cuando un grupo de intrusos entró al albergue del preuniversitario, presuntamente con la intención de fajarse con varios estudiantes. Heiler, en su desesperación por evitar el encontronazo, intentó brincar del segundo piso al primero. El plan no le salió bien: se desplomó desde lo alto y terminó gravemente herido.
El hecho ocurrió en plena madrugada. La versión que circula dice que los agresores estaban sentados en el parque de la escuela y que un grupo de alumnos les tiró agua desde una ventana. Eso, al parecer, desató la furia de los visitantes, que no eran estudiantes del centro, y subieron al albergue a buscar candela.
Un ambiente que no pinta seguro
El caso ha levantado un avispero en redes sociales. Muchos cuestionan la seguridad en el IPVCE, y no es para menos: este tipo de incidentes no es nuevo. Aunque la Dirección Provincial de Educación insiste en que todo sigue “según el calendario escolar”, hay preocupación entre padres y estudiantes por lo fácil que cualquiera puede colarse en un plantel que debería estar más protegido.
Hasta ahora, tres jóvenes fueron detenidos por su presunta participación en el ataque. Las autoridades aseguran que están investigando a fondo, pero no han dicho ni pío sobre las versiones que hablan del uso de armas blancas durante el altercado.
Heiler se salvó, pero la herida va más allá del cuerpo
El muchacho, que es de Chamarreta, en San Luis, ha recibido mucho apoyo desde su comunidad y del propio hospital, donde lo mantienen bajo observación. Aunque se va recuperando, el trauma —como suele pasar— no es solo físico. Lo que pasó esa noche dejó una marca profunda, no solo en él, sino en toda una escuela que ahora vive entre la rutina escolar y el miedo a que algo así se repita.
Porque sí, la vida sigue, pero la violencia escolar es un tema serio que no se puede tapar con un calendario ni con discursos vacíos.
Esperemos que Heiler se recupere pronto del todo… y que las autoridades, de una vez, se tomen en serio la seguridad de los centros educativos. Porque ningún estudiante debería tener que tirarse de un alero para salvar el pellejo.