Mientras en la calle se agitaban banderas y se coreaban consignas por el Día Internacional de los Trabajadores, la Unión Eléctrica de Cuba (UNE) soltó un parte que muchos recibieron con cejas levantadas: el déficit de generación eléctrica se habría reducido notablemente justo este 1ro de mayo. Después de semanas sufriendo apagones que rozaban los 1,800 megavatios, de pronto, el cálculo oficial para el horario pico bajó a 1,185 MW de afectación. Como quien dice, un “milagrito eléctrico” en medio del desfile.
Según el parte publicado temprano por la empresa estatal, a las 7:00 a.m. había disponibles 1.985 MW, contra una demanda que ya marcaba 2.450 MW. Es decir, 550 MW ya estaban en falta desde el arranque del día. Para el mediodía, el pronóstico subía a 780 MW de afectación, y en la noche, cuando todo el mundo prende luces, cocina o ve la novela, la cosa se ponía más dura: la demanda subiría a 3.150 MW, pero la oferta solo llegaría a 2.035 MW.
El detalle curioso es que, aunque sigue siendo un apagón fuerte, es menos que lo vivido en días anteriores, y muchos no se tragan esa pastilla. La caída repentina de la afectación, justo el día del desfile, huele más a maquillaje que a mejoría real.
Porque si miramos el panorama general, no hay mejoras visibles que justifiquen ese descenso en los apagones. Las plantas grandes siguen con problemas: la Unidad 6 de la Renté y la 2 de Felton siguen rotas, y otras —como las de Santa Cruz, Cienfuegos y la propia Renté— siguen en mantenimiento. Además, 69 centrales de generación distribuida están paradas por falta de combustible, lo que significa otros 558 MW perdidos, sin contar las limitaciones térmicas, que suman 399 MW más fuera de juego.
Como para adornar un poco, la UNE sacó pecho con la producción de ocho nuevos parques solares, que aportaron 940 MWh. Un respiro simbólico, sí, pero ni de cerca suficiente para tapar el hueco eléctrico del país. Eso sirve más para el titular que para prender una olla de arroz.
Y si alguien tenía la ilusión de que en La Habana se iban a librar del apagón “milagroso”, la Empresa Eléctrica capitalina vino a bajarlos de la nube. En una nota en redes sociales, dejaron claro que los apagones seguirían su curso, afectando todos los bloques de usuarios desde las 10:00 a.m. hasta las 11:00 p.m. en un vaivén rotativo que poco tiene que ver con los números esperanzadores del parte nacional.
“Es necesario afectar a los clientes de la capital”, admitieron sin adornos, confirmando que el show del Primero de Mayo no se reflejó en los tomacorrientes de la gente.
Así que, mientras por la televisión se mostraban multitudes marchando al ritmo de la conga revolucionaria, los cubanos seguían lidiando con el calor, la oscuridad y el sartén frío en casa. Porque, como ya es costumbre, la electricidad en Cuba no se mide en megavatios, sino en paciencia.
