La Plaza de la Revolución volvió a llenarse de banderas, discursos y carteles este 1ro de mayo, pero entre tanta consigna repetida, hubo alguien que se robó miradas por razones muy distintas: Sandro Castro, el nietísimo del mismísimo Fidel, apareció en el acto oficialista gritando frases delirantes y repartiendo “energía revolucionaria” como si estuviera en una rave.
“¡Radio Vampiro transmite! ¡Viva el Primero de Mayo! ¡Aquí está el vampirach con la Cristach!”, vociferó, desatando carcajadas y confusión en partes iguales. Como quien no pierde su esencia, el heredero de la dinastía Castro volvió a mezclar política con farándula, echando pa’lante su personaje entre el delirio, la rumba y el legado familiar.
A Sandro ya lo conocen en redes por sus excentricidades: fiestas privadas, autos de lujo, y una manera bastante peculiar de “hacer revolución”. Sin embargo, su aparición en la marcha —rodeado de trabajadores que sí tienen que fajarse todos los días para sobrevivir— dejó claro que él vive en otra Cuba, una donde no hay apagones ni colas, y donde la gasolina no es un problema porque la tiene «resuelta».
El nieto del Comandante no perdió oportunidad para recordar a su abuelo durante la semana. Se dejó ver con una camiseta estampada con el rostro de Fidel y la frase “Ahí na’ má”, mientras soltaba algunas ideas sin mucho sentido que, según él, son “reflexiones profundas”.
Desde su cómoda mansión en Siboney —que él llama su “rancho”— Sandro se proyecta como el nuevo rostro de esa élite que dice seguir los ideales de la Revolución, pero vive como si estuviera en Beverly Hills. Entre tanto derroche y desparpajo, su presencia en el desfile del Primero de Mayo fue vista por muchos como un teatro más de la maquinaria oficialista.
Mientras el pueblo lidia con apagones, hambre y desesperanza, Sandro sigue actuando como el DJ de una fiesta que nadie más puede pagar. Pero ahí estaba, en el centro de todo, encarnando esa idea de “continuidad” que el poder insiste en vender: la de una casta hereditaria que, aunque no inspire ni convenza, siempre tendrá un lugar en el show.
Porque sí, en Cuba la revolución también tiene influencers… y este es el más peculiar de todos.