En Cuba ya nada sorprende… o casi nada. Esta vez, la sorpresa se la llevó la gente de Bauta, en Artemisa, cuando las autoridades descubrieron un almacén clandestino repleto de alimentos y neumáticos, escondido detrás de una fachada cualquiera. Y como ya es costumbre, fue una denuncia del pueblo lo que encendió la mecha.
Según publicó la página oficialista Angerona de Cuba, fueron varias las personas que alertaron sobre precios abusivos en la zona. Eso motivó una investigación que terminó con un operativo en una vivienda, donde —¡oh, sorpresa!— encontraron todo un “mini Coppelia” mezclado con una tienda de motos eléctricas… pero ilegal, por supuesto.
¿El menú? Salchichas y pollo en grandes cantidades, aunque no precisamente en las condiciones más higiénicas. Los productos estaban en estado semi-elaborado, sin certificación sanitaria, y quién sabe desde cuándo en ese congelador dudoso. Lo que sí es seguro es que estaban destinados a ser revendidos, y no a buen precio.
Pero no todo era comida. También decomisaron nada menos que 50 neumáticos para motos eléctricas, algo que en la Cuba actual es casi un lujo, y que muchos se rompen el lomo buscando. Todo indica que esos neumáticos entraron a la isla por la izquierda, burlando los canales oficiales.
Junto a la mercancía también apareció evidencia de reventa ilegal, con precios muy por encima de lo establecido por el Estado. O sea, el típico negocio informal que “resuelve” a costa de un pueblo asfixiado por la escasez, pero que también se alimenta del descontrol institucional.
Un ciudadano terminó detenido por actividad económica ilícita, y se abrió una investigación para seguir tirando del hilo. ¿Quién trajo esas gomas? ¿Quién surtía la carne? ¿A quién más salpica este caso? Nadie lo sabe aún, pero todo apunta a que hay más gente metida en el ajo.
Y justo la semana pasada, el primer ministro Manuel Marrero salió con declaraciones duras contra los negocios particulares desorganizados, los precios abusivos y la falta de control. Amenazó con decomisos masivos. Pero, como siempre, el gobierno no se mira al espejo: sigue sin asumir que sus propias políticas fallidas son las que empujan a muchos a buscarse la vida como pueden.
Mientras tanto, la historia se repite. El pueblo denuncia, el MININT actúa, se decomisa algo… y la crisis sigue igual.