Desde lo más hondo de su dolor, una madre cubana rompió el silencio en redes sociales para contar cómo su pequeño hijo perdió la vida en el hospital infantil de Santa Clara, supuestamente por culpa de una cadena de errores médicos que, según ella, pudieron haberse evitado.
El testimonio de Lucía Yera, publicado en una página de Facebook de su comunidad, estremece a cualquiera. Entre lágrimas, compartió cómo durante varios días los doctores le quitaron importancia a los síntomas de su niño, insistiendo en que era solo un catarro o fiebre provocada por una sarna. Pero la realidad era otra: el niño estaba siendo consumido por una meningoencefalitis fulminante, una condición que necesitaba atención médica urgente desde el primer momento.
“Cada vez que lo llevábamos, decían lo mismo: que era un catarro, que no había de qué preocuparse. Nunca le hicieron una punción lumbar. Solo me mandaban para casa como si uno estuviera loco”, relató Lucía.
Las señales eran claras: fiebre alta, deshidratación, un deterioro físico visible… y aún así, nada. Nadie actuó a tiempo.
Cuando por fin se escucharon sus gritos desesperados, ya su hijo estaba al borde del colapso. “Ni siquiera podía llorar. Yo sabía que algo estaba muy mal, y pedía a gritos una doctora. Me decían que venía en camino, pero no llegó hasta las ocho y media de la mañana del otro día”, escribió.
Fue solo entonces, cuando ya era demasiado tarde, que se le practicó al niño la punción lumbar que confirmó lo que su madre temía: su hijo no tenía un catarro, sino una inflamación severa del cerebro y las meninges. Ya era irreversible.
“Mi niño aguantó 14 paros cardíacos. Catorce. Él quería vivir. Pero los médicos no le dieron ni una oportunidad. Me lo mataron a cuentagotas”, acusó la madre con una mezcla de rabia y desconsuelo.
Además de señalar la negligencia, Lucía no dejó pasar el estado crítico del sistema de salud en Cuba, donde —según denunció— muchas veces los medicamentos no aparecen y los familiares tienen que resolver como puedan en el mercado negro.
“Aquí no pasa nada. Se mueren niños todos los días y nadie da la cara. Me quitaron a mi hijo y ya no puedo tener otro. ¿Y ahora qué hago con este dolor? ¿Quién responde?”
La historia de Lucía no es aislada. En medio del creciente descontento con el sistema de salud cubano, cada vez son más los testimonios que salen a la luz. Entre ellos está el del médico cubano exiliado Alexander Jesús Figueredo Izaguirre, quien ha sido enfático en denunciar cómo el régimen manipula las cifras de mortalidad infantil con fines propagandísticos.
“La salud pública en Cuba se convirtió en un altar de mentiras. Lo que hay es un sistema criminal que juega con la vida de la gente”, afirmó Figueredo en redes, asegurando que tiene pruebas que presentará ante tribunales internacionales.
Lucía, por su parte, cerró su mensaje con un llamado directo, fuerte y sin rodeos: “No se queden callados. No confíen en que van a hacer justicia. Tómenla ustedes si hace falta. A mí nadie me devolverá a mi niño.”
Hasta el momento, ni el Ministerio de Salud Pública ni las autoridades de Villa Clara han dado declaraciones oficiales sobre el caso. Mientras tanto, una madre llora, el pueblo se indigna y el silencio oficial se vuelve más insoportable.
