El congresista republicano Carlos Giménez volvió a sacudir la mata con su posición frontal contra el régimen cubano. Esta vez no se anduvo con vueltas y se montó en la campaña “Cero remesas, cero viajes, cero diálogo”, un grito de guerra que busca cortarle todos los caminos a La Habana desde Estados Unidos.
En un mensaje bien directo publicado en su cuenta oficial de X (antes Twitter), el político cubanoamericano dejó clara su postura: “Nos sumamos a esta iniciativa de cero remesas, cero viajes y cero diálogo con la dictadura asesina que pisotea y reprime a nuestro pueblo de #Cuba. Estamos trabajando para eliminarle todo flujo de dólares al régimen y sus secuaces. #PatriaYVida”, escribió.
El post estuvo acompañado de una imagen bien cargada de simbolismo: un almendrón clásico, un avión despegando, el rostro serio de José Martí y el mapa de Cuba. Todo con un estilo que recuerda a la vieja propaganda de la Guerra Fría. Un cartel que no deja lugar a dudas: cortar por lo sano.
Un mensaje que no llegó solo
Este no ha sido un arranque solitario de Giménez. En los últimos días, el congresista ha estado tirando dardos con más frecuencia. En otro mensaje posteado en la misma red, lanzó una advertencia al régimen cubano que encendió las alarmas: “Están avisados: las consecuencias se acercan”, soltó sin explicar mucho más, pero dejando entrever que vienen nuevas medidas desde el Congreso para apretar las tuercas en La Habana.
Según él, mientras sigan entrando dólares a la isla, el régimen tendrá gasolina para seguir andando. Lo que hace falta, dice, no es más aire para los de arriba, sino apoyo real a quienes abajo luchan por un cambio.
El peso del sur de la Florida
Carlos Giménez representa al Distrito 28 de Florida, una zona con un fuerte componente cubanoamericano. Desde que llegó al Congreso, ha sido una voz firme del ala más dura del exilio, y con el regreso de Donald Trump al escenario político, esa línea parece estar tomando aún más fuerza.
Giménez ha dejado claro que su prioridad es cerrar todas las válvulas que alimentan al gobierno cubano desde el exterior. Su apuesta es clara: ni un dólar, ni un abrazo, hasta que en Cuba haya libertad de verdad.
El mensaje caló hondo en redes, especialmente entre quienes sienten que ya es hora de dejar los paños tibios y aplicar medidas contundentes. Para muchos en el exilio, esta campaña no es solo política: es una forma de romper con décadas de complicidad disfrazada de ayuda.
Así que el escenario se sigue calentando, y la presión sobre La Habana no parece que vaya a aflojar en el corto plazo. Giménez, por lo pronto, sigue en la suya: cortarle el agua y la luz al castrismo, sin mirar atrás.