En TikTok se ven bailes, recetas y chismes… pero también verdades crudas. Una joven cubana desde Matanzas decidió encender la cámara y mostrar lo que muchos prefieren ignorar: el estado real de un hospital cubano. Con voz calmada pero directa, compartió su experiencia en el Hospital Provincial Faustino Pérez, y su video está sacudiendo las redes.
La influencer, que se identifica en TikTok como @anita.cubanita64, fue a hacerse un chequeo médico. Pero lo más impactante no fue el resultado de sus análisis, sino lo que tuvo que llevar en la mochila: ¡las jeringuillas! Así mismo lo dijo en su video: “Tuvimos que llevar las jeringuillas porque no había”. Y mientras grababa la extracción de sangre con una aguja diminuta (que, según ella, dolía bastante), mostró también el entorno del hospital, recién “remodelado”, pero con carencias evidentes.
Anita no fue sola. Su amiga la acompañó durante todo el proceso, algo que también documentó: desde las filas con vasitos plásticos para entregar muestras, hasta los exteriores del hospital, donde hay kioscos vendiendo de todo, y la escuela de medicina justo al lado. La escena parece más sacada de una película de los 80 que de un país que presume de tener “la mejor medicina del mundo”.
Este video no es un caso aislado. Forma parte de una serie que Anita ha venido subiendo sobre su vida diaria en Cuba, mostrando desde apagones y falta de comida hasta cómo sobrevive una madre cubana hoy. Lo suyo no es drama, es realidad sin filtro.
Y claro, las redes ardieron. El video superó miles de visualizaciones y se llenó de comentarios. Algunos aplauden el valor de Anita por mostrar lo que otros callan. Otros no pueden creer que en pleno 2025 haya que llevar una jeringuilla al hospital. Muchos coincidieron en algo: los médicos cubanos son excelentes, pero están atados de manos por un sistema roto.
Hubo mensajes de nostalgia, rabia, apoyo y también mucha crítica al sistema. “Parece un hospital de los años 60”, “Eso no es salud pública, eso es sobrevivencia”, “Qué valentía la tuya, gracias por mostrar esto”, fueron solo algunos. Y no faltaron los que compararon la situación con la de Venezuela, Ecuador o incluso zonas de España, evidenciando que la crisis de salud no es solo cubana, pero en la isla tiene matices propios… y muy tristes.
No es la primera vez que Anita expone algo así. En marzo contó cómo llevó a su hijo a un hospital sin bisturí ni tijeras para curarle una herida. Y también mostró cómo repartía comida entre ancianos necesitados. Su contenido, sin pretensiones, se ha convertido en una ventana al día a día de miles de cubanos.
Por desgracia, su testimonio se suma a muchos otros. Como la madre de un niño con VIH que lleva meses esperando atención médica, o la muerte de un joven desnutrido en Camagüey, o la denuncia de la influencer Eileen Morales, que no podía encontrar una doctora para su hijo porque “estaba en reuniones”. La lista sigue.
Mientras el gobierno sigue vendiendo la salud pública como “la joya de la revolución”, la realidad la cuentan los ciudadanos. Teléfonos en mano, valentía en el corazón y, a veces, una jeringuilla en la mochila.