En Cuba, el Primero de Mayo ya no es solo un desfile: es un espectáculo donde se mezcla el cansancio con el teatro político. Y este año no fue la excepción. Una cubana entrevistada en Matanzas soltó una frase que se hizo viral: “Marchar me hace sentir super bien porque así la gente olvida sus problemas”. No lo dijo por razones políticas ni por amor al sindicalismo… lo dijo como quien va a un concierto para despejar la mente del caos cotidiano.
La entrevista, transmitida por el canal oficialista TV Yumurí, mostraba a esta señora sonriente, asegurando que veía a la gente feliz, olvidada por un rato de los apagones, la comida cara y la rutina gris. “Están pensando en lo que está haciendo el país por nosotros”, decía. ¿El país? ¿O el guion de la televisión estatal?
Según su testimonio, la marcha fue pura emoción. Dijo que un muchacho gritó: “¡Yo desfilo porque me da la gana, porque esta es mi Cuba!”. Eso le llenó el alma, contó con orgullo. Para ella, la escena fue muestra del espíritu del pueblo. Pero… ¿cuánto de eso es genuino y cuánto es repetición automática de lo que se espera decir frente a una cámara?
Los medios oficiales no perdieron tiempo en aplaudir el “patriotismo espontáneo”, pero en redes sociales la cosa fue distinta. Mucha gente no se tragó ese cuento. Algunos dijeron que ese entusiasmo parece más una forma de escapar, o una adaptación al miedo, al “mejor no complicarme”. En Cuba, a veces hasta sonreír es una estrategia de supervivencia.
Otra mujer entrevistada no se quedó atrás. Para ella, marchar era un acto de rebeldía contra el embargo. “Le hemos dado una contundente respuesta al bloqueo”, afirmó, como si caminar con una pancarta pudiera acabar con décadas de crisis económica. El discurso ya lo sabemos de memoria: “la culpa es del bloqueo”, aunque las neveras vacías digan otra cosa.
Jorge Luis Broche Lorenzo, del Comité Central del Partido, salió en defensa del desfile. Dijo que la gente va “por pasión”, que nadie está obligado. “Eso está en nuestra sangre”, afirmó. Lo que no dijo es que si no vas, puedes tener problemas en tu trabajo o universidad. Y eso también “está en nuestra sangre”: sobrevivir sin hacer olas.
Mientras tanto, la televisión mostraba a miles ondeando banderas bajo el sol, ensayando coreografías patrióticas. Pero detrás de las cámaras, el país sigue hundido en apagones, hambre y desesperanza. ¿Cómo se llenaron las plazas si no hay ni gasolina para los guaguas? Fácil: el gobierno organizó el traslado forzoso, porque no se puede permitir que se vea una plaza vacía.
Lo cierto es que para muchos, el Primero de Mayo ya no celebra al trabajador, sino que sirve como una especie de catarsis colectiva… o de acto obligatorio. Algunos van con genuina emoción, otros por miedo, y otros porque simplemente marchar es mejor que quedarse en casa sin luz ni comida.
Así que sí, marchar puede ser una forma de “olvidar los problemas”. Pero el verdadero problema es ese: que en Cuba hay que desfilar para olvidarse, aunque sea por un rato, de lo mal que está todo.