En medio del eterno tira y afloja entre Estados Unidos y Cuba, volvió a saltar un nombre que lleva décadas generando controversia: Joanne Chesimard, también conocida como Assata Shakur. El senador republicano Marco Rubio no se anduvo con rodeos: quiere que Cuba la entregue ya. “Debemos exigir cuentas al régimen cubano”, dijo con toda la fuerza de quien no piensa dejar este caso en el olvido.
Rubio volvió a poner el dedo en la llaga: Assata lleva más de 40 años refugiada en Cuba, tras haber sido condenada por el asesinato de un policía estatal en Nueva Jersey, en 1973. Según él, el gobierno cubano sigue brindando “refugio a terroristas y criminales”, y eso, asegura, no puede seguir impune.
“El brutal asesinato del policía Werner Foerster jamás será olvidado”, dijo Rubio en una entrevista con Fox News. Y lo cierto es que el caso, aunque viejo, sigue doliendo a muchos en EE. UU. Para Rubio, Assata no es una víctima ni una exiliada política, sino una prófuga peligrosa que debe rendir cuentas.
El tema volvió a escalar cuando el superintendente de la policía estatal de Nueva Jersey, coronel Patrick J. Callahan, se sumó al coro. “La quiero para ayer”, dijo sin filtros, y hasta aseguró tener listas las esposas del agente asesinado para cuando la capturen. Frases que, sin duda, buscan presionar al gobierno cubano.
Por si fuera poco, el FBI también reactivó su búsqueda, recordando que ofrece una recompensa de hasta un millón de dólares por información que lleve a su captura. Assata fue incluida en la lista de los terroristas más buscados en 2013, convirtiéndose en la primera mujer en ese listado. Según el Buró, sigue siendo “armada y peligrosa”.
Cuba, por su parte, nunca ha cedido. Para La Habana, Assata es una perseguida política, no una criminal. Y su historia ha trascendido más allá del expediente policial. Es considerada un símbolo de la resistencia negra en EE. UU., especialmente entre activistas de derechos civiles.
Su autobiografía, publicada en 1987 desde Cuba, es lectura de culto en universidades, y su figura sigue viva en la cultura afroamericana. No olvidemos que es madrina del fallecido rapero Tupac Shakur, lo que le ha dado un aura casi mítica en ciertos círculos.
Hoy por hoy, el caso sigue siendo una piedra en el zapato para las relaciones entre EE. UU. y Cuba. Y Assata, para unos una heroína, para otros una criminal, sigue libre en la isla mientras la presión desde Washington no deja de aumentar. Ah, y por cierto, no está sola: se estima que más de 70 prófugos estadounidenses residen en Cuba.