En un movimiento que ha dado de qué hablar en los pasillos militares, Cuba acaba de meterle mano a sus misiles S-125 Pechora, actualizándolos con tecnología de Bielorrusia para que sigan dando guerra… al menos en teoría.
La noticia llegó por la vía oficial del Comité Estatal Militar-Industrial de Bielorrusia, que soltó la bomba (no literalmente) en su canal de Telegram. Según el informe, la modernización estuvo a cargo de la empresa ALEVKURP, quienes con herramientas, planos y experiencia en mano, le dieron un segundo aire al sistema soviético S-125-2BM Pechora-2BM.
Misiles que no son nuevos, pero ahora “saben más”
Aunque estos sistemas llevan años en uso por las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Cuba, muchos los consideraban ya para el retiro. Sin embargo, gracias a esta colaboración, ahora vienen con “cerebro nuevo”: mejoras electrónicas, un radar más preciso, mejor rastreo de blancos y la capacidad de disparar no solo contra aviones, sino también contra objetivos en tierra o mar.
Durante las pruebas en Bielorrusia, el sistema se lució con cuatro lanzamientos exitosos, alcanzando todos los blancos como si fuera un videojuego. Y eso, al menos para quienes manejan la defensa en la Isla, es motivo de orgullo.
En total, se estima que Cuba aún cuenta con unos 144 lanzadores S-125, un arsenal que, aunque antiguo, sigue activo gracias a estas remodelaciones tecnológicas.
De Hanói a La Habana: el modelo se repite
No solo Cuba ha apostado por revivir estos viejos misiles. En Vietnam, también han modernizado sus S-125 a través de su planta militar A31, dándoles una nueva vida con tecnología local diseñada por la empresa Viettel. Actualmente, el país asiático tiene 51 de estos lanzadores aún en servicio, según el informe Military Balance 2024.
Y es que el S-125 Pechora, con su diseño de dos etapas, tiene fama de ser efectivo contra blancos que vuelan bajito y se mueven rápido, algo que no se podía decir de sus antecesores soviéticos. A velocidades de hasta Mach 3.5 y con un techo de vuelo de 18,000 metros, este sistema todavía se gana su lugar en ciertos ejércitos.
En América Latina, no solo Cuba ha apostado por el Pechora
Países como Perú y Venezuela también le han sacado provecho al S-125. Los peruanos adquirieron media docena de lanzadores y más de cien misiles, distribuidos entre su Ejército y Fuerza Aérea. Por su parte, Venezuela opera 24 sistemas Pechora-2M, ya modernizados e integrados junto a tecnologías más avanzadas como el S-300BM y el Buk-M2E.
Una alianza militar que sigue subiendo de tono
Pero la noticia no termina en los misiles. Esta movida forma parte de algo mucho más grande: una cooperación militar en ascenso entre Cuba y Bielorrusia, impulsada por su cercanía con Moscú y su rechazo compartido a las presiones del “mundo occidental”.
En enero de este año, el ministro de las FAR, Álvaro López Miera, selló un pacto de colaboración con su homólogo bielorruso, Viktor Jrenin. Aunque los detalles quedaron bien guardaditos, ambos países hablaron de “voluntad política” y “soberanía”. Jrenin incluso llamó a Cuba un “socio estratégico” en esta parte del planeta, remarcando los valores comunes de independencia y resistencia a las imposiciones externas.
Durante esa firma, López Miera soltó una frase con peso: “Es la voluntad de la Patria”, dejando claro que esta alianza no es un capricho, sino parte del rumbo que ha decidido seguir el régimen.
Meses antes, en noviembre de 2023, ya se había cocinado un plan de cooperación para 2024, en el que Cuba expresó su interés en adquirir lanzaderas Polonez, capaces de atacar varios objetivos a la vez con un alcance de hasta 300 kilómetros. Casi nada.
Además, se confirmó que militares cubanos están siendo entrenados en Bielorrusia, algo que fue revelado por el jefe del Departamento de Cooperación Militar Internacional, Valery Revenko, tras reunirse con la agregada militar cubana en Moscú, la coronela Mónica Milián Gómez.
Entre alianzas y rumores de guerra
Todo esto se ha dado en paralelo a rumores sobre la presencia de cubanos combatiendo en Ucrania bajo mando ruso, un tema espinoso que ha generado controversia. Mientras tanto, desde Moscú, el canciller Serguéi Lavrov ha declarado que la cooperación militar con Cuba va viento en popa, y que ambas partes están más que satisfechas con el rumbo que llevan.
En resumen, el Pechora no ha dicho su última palabra, y Cuba, lejos de apagar su maquinaria militar, está buscando cómo adaptarse a los nuevos tiempos, aunque sea con tecnología soviética rejuvenecida y nuevos amigos al otro lado del Atlántico.
¿Será esto suficiente para mantener su capacidad defensiva o solo un gesto simbólico en medio de alianzas geopolíticas más grandes? El tiempo lo dirá, pero por ahora, los misiles siguen listos y en forma.