Lo que para muchos fue la puerta abierta a un nuevo comienzo en Estados Unidos, hoy se está convirtiendo en una pesadilla. Miles de migrantes que ingresaron al país usando la app CBP One están recibiendo correos del gobierno donde se les notifica que sus permisos de trabajo serán revocados. Y, como era de esperarse, los cubanos están entre los más golpeados por esta movida.
Para entender la gravedad del asunto, basta con escuchar el testimonio de una madre cubana que pidió mantenerse en el anonimato. Ella llegó con su hijo pequeño, consiguió el tan anhelado permiso y comenzó a trabajar legalmente para sostenerse, pagar impuestos y echar raíces. Pero ahora, con una orden de salida voluntaria en la mano, el miedo se le sube por la garganta.
“No veo un futuro posible para mi niño en Cuba. Aquí vinimos a aportar, no a hacer daño”, dijo en entrevista con Telemundo 51, dejando ver el drama humano detrás de las cifras.
El limbo legal se convierte en trampa
Todo esto ha desatado una ola de consultas legales urgentes. Abogados de inmigración están recibiendo casos a montones de personas que han sido notificadas por el Departamento de Seguridad Nacional. El mensaje es claro: si no demuestras en menos de 15 días que tienes estatus legal válido, te revocan el permiso automáticamente. Y todo se está gestionando con la misma app, ahora con nombre nuevo: CBP Home.
La abogada Liudmila A. Marcelo explicó que el parole bajo el cual muchos recibieron sus permisos ya no existe en el sistema, y por tanto, cualquier derecho que dependiera de ese estatus se va con él.
Aunque opciones legales hay —como el asilo o el uso de la Ley de Ajuste Cubano—, el proceso no es ni rápido ni sencillo. Y mientras tanto, trabajar sin papeles podría meterte en tremendo lío.
Antes, tal vez no era tan grave, pero ahora, según advierte Marcelo, el gobierno ha dicho sin rodeos que ese tipo de infracción pesará al momento de evaluar un futuro ajuste de estatus. Así que, ojo, que no es juego.
Una Cuba a la que nadie quiere volver
Para los cubanos, este escenario es especialmente doloroso. Durante décadas, contaron con leyes que facilitaban la integración en suelo estadounidense. Pero, como dijo la madre entrevistada, “ahora estamos todos iguales, aunque en Cuba lo que hay es una dictadura”. Se sienten desprotegidos, al mismo nivel de incertidumbre que cualquier otro migrante.
Y es que la pérdida del permiso de trabajo no solo significa quedarse sin ingreso, también puede entorpecer seriamente los trámites migratorios. La Ley de Ajuste Cubano sigue vigente, sí, pero trabajar ilegalmente puede complicar mucho las cosas si no se hace todo con cabeza fría y apoyo legal.
El golpe final al CBP One
Todo esto ocurre en el contexto de un giro radical en la política migratoria estadounidense. El programa CBP One, lanzado por la administración Biden como una forma de controlar el ingreso por la frontera sur, se ha ido desmantelando progresivamente bajo presión del ala republicana y de los sectores más conservadores.
A principios de 2025, la administración comenzó a limitar drásticamente su uso, argumentando “motivos de seguridad nacional” y asegurando que muchos beneficiarios no cumplían con los requisitos reales para recibir parole.
Un fallo judicial en abril logró frenar —al menos por ahora— la cancelación del parole humanitario para quienes llegaron por avión con patrocinadores. Pero esa protección no alcanza a los migrantes que entraron con CBP One.
“Estamos hablando de una población altamente vulnerable, que ahora se queda en el aire, sin certeza legal ni económica”, advirtió Marcelo.
Consejos para no tropezar en el limbo
Desde organizaciones pro migrantes se insiste en que la clave es buscar ayuda legal inmediata, porque cada caso tiene sus detalles. También recalcan que nunca se debe falsificar información en los trámites. Hacerlo puede cerrarte todas las puertas para siempre.
Y algo muy importante: una salida voluntaria mal manejada puede terminar en una orden de deportación en ausencia, que después cuesta un mundo revertir.
El impacto de estas cancelaciones ha dejado a muchas familias cubanas con el alma en vilo, temiendo que cualquier día su teléfono suene con la peor noticia. El “sueño americano” se les escapa entre los dedos, atrapados en una política migratoria cada vez más cerrada y llena de trabas.
Y mientras tanto, en los hogares de esos migrantes, el miedo, la incertidumbre y la esperanza rota se han vuelto rutina. Porque ya no se trata solo de papeles o permisos. Se trata de sus vidas.