Por ahora, el parole humanitario sigue vivo. Un tribunal federal de apelaciones con sede en Boston le puso freno al intento del presidente Donald Trump de cerrar el programa que ha permitido a más de medio millón de migrantes de Cuba, Haití, Nicaragua y Venezuela vivir y trabajar legalmente en Estados Unidos.
El fallo de este lunes fue como echarle un cubo de agua fría a las intenciones de la administración republicana. Según determinó el Primer Circuito de Apelaciones, el gobierno no logró demostrar que tenía argumentos lo suficientemente sólidos como para que se le concediera una suspensión de emergencia del dictamen anterior.
La decisión mantiene las protecciones temporales del CHNV (el programa de parole humanitario creado por Joe Biden en 2022) mientras sigue adelante la pelea legal. Por tanto, los procesos migratorios y los beneficios asociados al programa continúan funcionando con normalidad.
Todo comenzó en abril, cuando la jueza federal Indira Talwani, desde Massachusetts, metió la cuchilla a la orden del Departamento de Seguridad Nacional que buscaba eliminar el programa de manera fulminante. La magistrada dijo bien claro que el gobierno no había cumplido con la norma que exige una revisión caso por caso antes de cortar cualquier tipo de parole.
Además, señaló que el DHS no justificó por qué estaba eliminando un mecanismo que permite a miles de personas trabajar legalmente y mantenerse sin cargarle la mano al Estado. En resumen: la cancelación era tan arbitraria como peligrosa.
Como resultado, cualquier carta o notificación que haya llegado a los beneficiarios de estos países queda en pausa hasta nuevo aviso judicial, lo que da un respiro a cientos de miles de personas que ya estaban sacando cuentas con el corazón en la boca.
Este último revés para Trump vino de parte de un panel de tres jueces: dos designados por Joe Biden y uno por Barack Obama. Aunque todavía no se han metido a fondo en el meollo del asunto, dejaron entrever que tienen serias dudas sobre si la actual jefa del Departamento de Seguridad Nacional, Kristi Noem, puede cerrar el programa así, sin más ni más.
El tribunal también dejó claro que la administración no logró convencerlos de que tiene altas probabilidades de ganar esta apelación, y para este tipo de jugadas legales, eso es esencial.
Ahora bien, Trump no se va a quedar quieto. Todavía puede llevar el caso a la Corte Suprema, y si lo hace, el futuro de más de 500.000 personas quedaría en manos de los nueve magistrados del máximo tribunal.
El parole humanitario fue una movida del presidente Joe Biden para crear una vía legal, segura y ordenada para ciertos migrantes. Primero fue pensado para venezolanos, pero más tarde se amplió a cubanos, haitianos y nicaragüenses. Gracias a este programa, los beneficiarios pudieron entrar por avión con patrocinadores legales y recibir permisos temporales por dos años para vivir y trabajar en Estados Unidos.
Durante ese tiempo, la idea era que fueran buscando otra vía para regularizar su estatus de forma permanente. Sin embargo, el equipo de Trump alega que el programa ha sido mal usado, aunque organizaciones de defensa de los migrantes afirman que eliminarlo así, de golpe y porrazo, viola la ley y deja a muchísima gente en el limbo.
Por ahora, y al menos por unos meses más, el parole sigue en pie. Pero la novela está lejos de terminar, y lo que venga en los próximos capítulos puede cambiar la vida de miles de familias en ambos lados del estrecho. ¿Qué pasará si el caso llega al Supremo? Solo el tiempo y la justicia lo dirán.
