Desde que se dejaron ver juntos por primera vez en el Soho londinense el pasado 14 de febrero, la química entre Ana de Armas y Tom Cruise no ha pasado desapercibida para nadie. Aquella noche, mientras compartían cena en un restaurante chic de Londres y posaban amables con algunos fans, ya muchos empezaban a levantar las cejas. ¿Reunión de trabajo? Tal vez. ¿Algo más? Pues parece que la cosa va más allá.
Y es que el cuento no paró ahí. El pasado 3 de mayo, ambos fueron invitados a la exclusiva fiesta del 50 cumpleaños de David Beckham en el elegante restaurante Core, en Notting Hill. Aunque llegaron por separado como quien no quiere las cosas, lo sabroso vino al final: salieron juntos pasadas las tres de la madrugada, intentando esquivar a los fotógrafos con un despliegue de paraguas digno de una escena de espionaje.
Pero hay más. Justo un día antes, se les vio bajándose de un helicóptero con los perritos de Ana, Elvis y Salsa. Y si uno viaja con sus perros, ya sabemos que no es cualquier cosa. Eso es casi como presentar a la familia.
Una flor, una pista y un cumpleaños muy especial
Hace solo unos días, Ana celebró los cinco años de vida de su querida Salsa con una foto tierna en Instagram, donde se le ve abrazándola y sonriendo, con un mensaje que derretiría a cualquiera: “Mi niña hermosa, mi Salsita 🌸, feliz 5to cumpleaños! ¡Te quiero mucho!”. Pero lo que de verdad encendió las alarmas no fue el mensaje… sino el fondo de la imagen.
Según los sabuesos del Daily Mail, Ana estaba en lo que parece ser su acogedora casa de Vermont. Al fondo, un ramo de flores rosas decora la sala. ¿Y qué tiene eso de raro? Bueno, si seguimos el historial romántico de Cruise, sabremos que al hombre le encanta regalar flores, especialmente rosas. Katie Holmes puede dar fe de eso: en su tiempo, Tom se gastó más de mil dólares en flores solo para el Día de las Madres.
Y como para rematar la escena, Ana se dejó ver con una flor rosada detrás de la oreja, sonriendo a la cámara como quien sabe que está dejando una pista. ¿Casualidad? Quizás. ¿Un guiño para su nuevo compañero? Muchos piensan que sí.
Discreción, helicópteros y una conexión que salta a la vista
La historia ha seguido tomando vuelo. Fuentes cercanas aseguran que Ana y Tom han estado reuniéndose no solo para hablar de cine, sino también para pasar tiempo juntos fuera del radar mediático. Incluso se les ha visto compartiendo caminatas por parques londinenses, siempre con esa vibra de «somos solo amigos… pero».
En uno de sus encuentros más comentados, fueron vistos saliendo de un restaurante en pleno centro de Londres. Ella, escondida detrás del copiloto bajo un gran paraguas negro; él, con una sonrisa de oreja a oreja, acomodado en el asiento trasero de un coche privado. Todo, por supuesto, resguardados por un equipo de seguridad que no se ve en cualquier cita informal.
Esa noche, Tom lucía elegante como siempre con su esmoquin blanco, mientras Ana apostaba por un estilo más relajado, lejos del brillo de las alfombras rojas. Y aunque oficialmente se dice que están trabajando en un proyecto juntos, lo cierto es que los rumores sobre una relación sentimental ya no son simples chismes de pasillo.
Bendición de Penélope y silencio oficial
Un detalle interesante que ha salido a la luz es que Penélope Cruz, ex de Cruise y paisana de Ana, estaría más que feliz con esta posible unión. Fuentes cercanas aseguran que le ha dado su «bendición» a la pareja, lo que solo ha añadido más leña al fuego de la especulación.
Desde su ruptura con la socialité rusa Elsina Khayrova a principios de este año, Tom Cruise no había sido vinculado oficialmente con nadie. Así que, si esto se confirma, Ana de Armas sería la primera en ocupar su corazón en esta nueva etapa del actor.
Por ahora, ni Ana ni Tom han soltado prenda sobre lo que está pasando, pero entre las escapadas en helicóptero, las cenas a escondidas y las flores estratégicamente colocadas, la historia pinta como algo más que un simple guion de Hollywood.
¿Será que estamos viendo nacer una de las parejas más inesperadas —y comentadas— del año? El tiempo, y los paparazzi, dirán.