¿Qué tienen en común un cine abandonado en 10 de Octubre y el escenario más famoso del circo moderno? La respuesta es un nombre: Darián Cobas. Este cubano no solo soñó con volar, sino que lo logró, literalmente. Hoy, es parte del elenco del Cirque du Soleil, pero su camino fue cualquier cosa menos fácil.
Desde chiquito ya tenía la cabeza en las nubes… o mejor dicho, en el trapecio. Nacido en Santiago de Cuba el 26 de enero de 1991, Darián quedó flechado a los cinco años cuando vio en la televisión cubana a un acróbata del Cirque du Soleil. Fue un flechazo instantáneo. A los seis ya estaba en gimnasia, y no paró hasta convertirse en campeón nacional juvenil y miembro de la selección cubana desde los 16.
Pero lo suyo no era solo fuerza y elasticidad. También lo atrapó el arte: el ballet, la música y el circo. Así empezó a combinar lo mejor de ambos mundos. Participó en el Festival Circuba y poco a poco fue armando un currículum que haría temblar a más de uno: el Circo Estatal de Budapest, Gandeys Circus en Inglaterra, Circo de los Horrores y Circo Probst.
Y claro, el gran salto llegó en 2019 cuando firmó su primer contrato con el Cirque du Soleil para el show Totem. Pero eso no fue casualidad: lo consiguió después de años de entrenar en condiciones que rayan en lo épico. ¿Su gimnasio? Un cine abandonado en La Habana. Sí, el viejo cine Alegría de 10 de Octubre. Ahí practicaba trapecio como si no hubiera un mañana.
En 2015, agarró sus cosas y se fue a España decidido a vivir del arte que lo hacía volar. Se instaló en Valencia y se presentó a cuanto festival, audición y concurso pudo. Incluso participó en el programa de talentos Tú sí que sí. En 2018 fue seleccionado en las audiciones del Cirque du Soleil en Girona. De ahí, directo a Montreal para entrenamientos intensivos, maquillaje, danza, y luego a su debut en Totem. ¡Sueño cumplido!
Hoy, Darián está de gira con el espectáculo Kurios, recorriendo España en una van junto a su “princesa”, como llama con cariño a su pareja. En sus redes muestra su día a día: desde el maquillaje a las 12 del mediodía hasta el último salto en escena a las 11 de la noche. Esfuerzo, dedicación y disciplina a otro nivel.
Pero lo mejor es que no ha perdido la humildad. Agradece cada paso del camino y dice una frase que debería estar pegada en todas las paredes del mundo:
“Todo es posible cuando las ganas son tan fuertes que te empujan hasta en los días más difíciles.”
Y aunque no levita como soñaba de niño, Darián Cobas sí que vuela. Solo que lo hace colgado de una cuerda, bajo luces, aplausos y la emoción de miles.