El horror sacudió este domingo al campismo popular La Hormiga, en el municipio Fomento, Sancti Spíritus. Una tragedia que ha estremecido a todo el país: Rosa María Santana, de apenas 29 años, fue asesinada a puñaladas por su expareja, un hecho que ya ha sido confirmado por el Ministerio del Interior (Minint) en esa provincia.
Según reportó el periódico local Escambray, la respuesta no se hizo esperar. En menos de dos horas después del crimen, la Policía Nacional Revolucionaria (PNR) logró capturar al presunto autor, gracias a la colaboración de la ciudadanía. La mayor Maibel León Rodríguez, segunda al mando del Órgano de Investigación Criminal en Sancti Spíritus, confirmó que fue clave la rapidez con que actuaron los agentes.
El asesino, cuya identidad no fue revelada por los medios oficiales —aunque en redes sociales fue identificado como Yoandri Alonso, conocido como El Colorao—, confesó el crimen durante el proceso de instrucción penal. Tiene 36 años, varios antecedentes penales a sus espaldas y, según las autoridades, muestra una conducta social totalmente desajustada.
El hecho ocurrió en la tarde-noche del domingo. Según los primeros datos, el hombre atacó a Rosa María con un arma blanca, asestándole tres puñaladas en el tórax que le provocaron la muerte en el acto. Tras cometer el crimen, abandonó el arma y salió huyendo, pero no llegó muy lejos. Poco después fue localizado y llevado a la Unidad de Instrucción Penal de la provincia.
Durante el interrogatorio, el acusado admitió su responsabilidad en lo ocurrido. Ahora se espera que, tras cumplirse el plazo legal establecido, la Fiscalía defina si procede imponerle prisión provisional, conforme a lo establecido en la Ley de Proceso Penal vigente en Cuba.
Este feminicidio, además de desgarrar a una familia y a una comunidad entera, eleva a 15 el número de mujeres asesinadas por violencia machista en lo que va de 2025. Y el dato no solo duele, también enciende las alarmas. Organizaciones independientes y voces desde la sociedad civil no paran de exigir que el Estado cubano implemente protocolos reales, efectivos y oficiales para prevenir y enfrentar este tipo de violencia.
Porque no es solo Rosa María. Son muchas las que han gritado en silencio. Y cada nuevo caso es un grito más que exige justicia, protección y un cambio urgente. La violencia de género en Cuba no puede seguir ignorada ni maquillada.