La Habana vuelve a estremecerse con una noticia que ya suena demasiado familiar. Jonathan Ortiz, un joven cubano de apenas 26 años, lleva desaparecido desde la mañana del 6 de mayo, cuando salió de su casa montado en su triciclo eléctrico… y desde entonces, nada. Ni una llamada, ni un mensaje, ni rastro.
Su caso fue difundido en redes por Mileidis Pérez, una internauta que lo describió con cariño y preocupación: “Un buen muchacho, tranquilo, sin líos ni maldad”. Con esas palabras, intentaba despertar empatía y colaboración de quienes puedan haberlo visto o tener alguna pista sobre su paradero.
La familia no pierde la esperanza
Según contó Pérez en su publicación de Facebook, ya se presentó una denuncia ante la Policía, pero todos saben que eso a veces no basta. “Ahora toca esperar… pero no está de más que los amigos, la familia y todos en las redes se activen para ayudar”, escribió.
También compartió dos números de teléfono para cualquier persona que pueda brindar información útil:
📞 +53 5515 7193
📞 +53 5297 5118
El pedido es claro: se necesita la ayuda de la comunidad cubana, dentro y fuera del país, para dar con el paradero de Jonathan. Y como ha pasado en otros casos recientes, las redes sociales pueden ser la herramienta más poderosa.
Una ola de desapariciones que preocupa
Lo de Jonathan no es un caso aislado. Cada vez son más los reportes de personas desaparecidas en Cuba, y muchas veces son los propios ciudadanos quienes mueven cielo y tierra para buscar a sus seres queridos, ante la falta de protocolos efectivos por parte del Estado.
Organizaciones defensoras de derechos humanos han levantado la voz al respecto, cuestionando la ausencia de mecanismos oficiales de alerta temprana o planes de búsqueda estructurados. La incertidumbre pesa más cuando hay vehículos de por medio.
Y es que en más de una ocasión, han salido a la luz historias de cubanos que fueron engañados por falsos pasajeros, que con la excusa de un viaje terminan ejecutando robos con violencia. En ese contexto, el silencio de Jonathan pone los pelos de punta.
La esperanza no se pierde
En medio de la angustia, sus familiares y amigos se aferran a la esperanza de encontrarlo con vida. La Habana es grande, pero la solidaridad puede ser más grande aún. Y si algo ha demostrado el pueblo cubano en momentos difíciles, es que cuando se une, logra milagros.
Ojalá este sea uno más. Y que pronto, muy pronto, Jonathan vuelva a su casa, donde lo esperan con el corazón en la garganta.