La congresista cubanoamericana María Elvira Salazar no se quedó de brazos cruzados. Tras semanas de presión y gestiones, celebró por todo lo alto la liberación de ocho jóvenes cubanas que habían sido detenidas por ICE en marzo, a pesar de contar con el formulario I-220A, ese papelito que debería garantizarles libertad bajo supervisión mientras se resuelve su proceso migratorio.
Desde su cuenta oficial en X (el antiguo Twitter), la congresista soltó una de esas frases que dejan claro su estilo combativo: “¡TODAS LIBERADAS! Las jóvenes con I-220A detenidas en marzo y cuyos familiares me contactaron ya están libres. ¡No me detengo hasta lograr parole in place para todos!”. Así, sin medias tintas.
Las detenciones encendieron las alarmas dentro de la comunidad cubana en Estados Unidos. Muchos migrantes temieron por su propio estatus al ver que, pese a tener su I-220A al día, estas jóvenes fueron arrestadas durante simples citas de rutina con ICE. Fue ahí donde las familias tocaron la puerta de Salazar buscando apoyo, y ella no tardó en meterse de lleno en el asunto.
La congresista asegura que estuvo en comunicación directa con las autoridades de inmigración para seguir el caso bien de cerca. Agradeció a ICE por atender el asunto, pero no perdió el impulso ni el discurso: lo suyo es conseguir una solución más permanente.
Una de las caras más visibles de este grupo fue Yadira Cantallops, madre de un niño ciudadano estadounidense, quien pasó más de un mes detenida en un centro migratorio de California hasta que finalmente logró salir bajo fianza.
Todo esto sucede mientras el ambiente migratorio se sigue calentando. La comunidad cubana ha tenido que lidiar con medidas cada vez más restrictivas, muchas de ellas impulsadas durante la era Trump. Y aunque algunos criticaron a Salazar por no actuar antes, esta movida reciente la posiciona como una de las pocas voces en el Congreso que está metida de lleno en la bronca por los cubanos con I-220A.
La propia congresista lo dijo claro: “Recibo con alivio esta buena noticia, pero no olvido a los que siguen detenidos ni a los miles atrapados en un limbo legal. ¡Mi lucha no termina hasta que obtengan el parole que merecen!”.
Ahora, Salazar está empujando una propuesta legislativa que busca reconocer el I-220A como una entrada legal válida bajo la Ley de Ajuste Cubano. Esto permitiría a miles de cubanos ajustar su estatus migratorio sin tener que vivir en ese constante vaivén de incertidumbre.
Pero no todos están de acuerdo. El abogado de inmigración Willy Allen fue directo al hueso: “No hay que presentar ninguna ley nueva. ¡La ley ya existe! Es la Ley de Ajuste Cubano. Esa congresista está hablando cascarita de caña cuando dice que va a proponer una nueva ley”, soltó sin pelos en la lengua.
Para Allen, esto no es un asunto legislativo, sino un problema de voluntad administrativa. “Si realmente quisiera ayudar, le pondría presión a su amiga, la secretaria del DHS, para que reconozca que los cubanos con I-220A fueron inspeccionados y admitidos. Punto”, sentenció.
A pesar de las críticas, Salazar se mantiene firme. Dice que ya está trabajando junto a abogados y activistas en acciones legales colectivas para proteger a quienes aún están bajo riesgo de ser detenidos injustamente.
Lo cierto es que la batalla por los derechos migratorios de los cubanos sigue encendida. Entre proyectos de ley, reclamos legales y posturas encontradas, lo que está claro es que la comunidad no puede bajar la guardia. Y mientras tanto, Salazar sigue jugando sus cartas, buscando que ese “parole in place” deje de ser una promesa y se convierta en realidad para miles que hoy siguen esperando.