La cosa está que arde… pero no precisamente por el gas. En Cuba, la falta de gas licuado se ha vuelto un verdadero dolor de cabeza, y según confirmó el diario Escambray, en Sancti Spíritus no hay ni gota y nadie sabe cuándo llegará.
El que dio la cara fue José Alberto Martínez, director de la Casa Comercial del Gas Licuado en esa provincia, y su mensaje fue más seco que fósforo mojado: “No hay gas en inventario”. Dijo que lo poco que se está refinando en Cienfuegos va directo a sectores vitales como Salud y Educación, así que el pueblo tendrá que seguir esperando.
Y cuando le preguntaron si había alguna esperanza cercana, soltó la verdad sin maquillaje: “No tenemos pronóstico. En cuanto entre gas al país y nos liberen, lo venderemos”. O sea, lo que viene siendo un “cuando llegue, llegó”.
La gente está con los nervios de punta, sobre todo porque han corrido rumores de que el gas no volverá hasta el 2026. Pero según Martínez, eso es puro cuento: “No pensamos que demore un año ni seis meses. La fecha exacta no la tenemos, pero no creemos que sea tanto”.
Y para calmar otra ola de preocupación, negó rotundamente que el gas vaya a venderse solo en divisas. “Eso es falso”, afirmó. Aunque ya muchos andan con la duda sembrada.
La última vez que la Unión Cuba-Petróleo (CUPET) dio señales fue el 3 de marzo. En una nota oficial reconocieron que había problemas con la distribución y que todo se debía al déficit del producto, a la espera de una nueva importación. Dijeron estar haciendo las gestiones para restablecer el servicio “lo antes posible”, pero ya han pasado semanas y la cosa sigue en el aire.
Mientras tanto, la gente en la calle no se queda callada. En redes sociales, el desahogo va desde la ironía hasta la indignación. Una usuaria, Y. Montero, soltó con resignación: “Qué viva el carbón y la leña”. Otro, Carlos, comentó: “Es muy preocupante que la nueva normalidad sea no tener gas”. Y R. Baracaldo fue más directo que una hornilla encendida: “A los que dirigen este país es su obligación buscar la solución… si no, renuncien”.
La realidad es que en miles de hogares cubanos no hay cómo cocinar un arroz sin apelar al invento. Y aunque digan que el gas viene “pronto”, la espera ya se está cocinando a fuego lento… con leña. ¿Hasta cuándo? Nadie lo sabe. Pero lo que sí está claro es que el pueblo no aguanta otro apagón más, ni en la cocina.