Desde que puso un pie fuera de Cuba, llevaba una promesa tatuada en el alma. Y cuando por fin se le dio el regreso, no lo dudó ni un segundo: tenía que ir hasta El Cobre a darle gracias a su Virgencita de la Caridad, esa que, según ella, no la soltó ni un momento en su travesía hacia Estados Unidos.
La historia la compartió la usuaria @yeniacubita en TikTok y, compay, no hay quien no se emocione viendo el video. Ahí se ve a ella junto a su hija, subiendo con paso firme las escalinatas del santuario de la Virgen, en Santiago de Cuba, cargando su ofrenda y una emoción que se siente hasta detrás de la pantalla.
Contó que, antes de marcharse del país, le pidió con todas sus fuerzas a la Virgen que la protegiera a ella y a su niña, y que si todo salía bien, en cuanto pisara suelo cubano de nuevo, iba a ir hasta el santuario a cumplir su palabra. Y así fue.
“Desde mi travesía a los USA le prometí a la Virgencita que si todo salía bien con mi hija y conmigo, en nuestro primer viaje a Cuba iba a llevarle una ofrenda”, dijo la cubana, con la voz entrecortada por la emoción. “Ella sabe lo que siente una madre”, añadió. Y no hay duda de que hablaba desde lo más hondo del pecho.
El gesto ha tocado fibras en redes sociales. Muchos se han sentido reflejados en ese viaje de fe, en ese acto sencillo pero poderoso de agradecimiento. Porque para muchísimos cubanos, la Caridad del Cobre no es solo una imagen, sino un refugio, una guía en medio del caos.
Más allá de la fe, lo que transmite esta historia es ese lazo indestructible entre una madre cubana, su tierra y su esperanza, algo que ni el mar ni los kilómetros pueden romper. Y aunque ahora viva al otro lado del charco, lleva a Cuba en la sangre y a la Virgen en el corazón.
Este regreso no fue solo un viaje físico. Fue un acto de amor, de fe y de palabra cumplida. Porque cuando una madre cubana promete, lo cumple con el alma entera.