La influencer cubana Kary Sánchez (@kary_y_jony) decidió lanzarse a un experimento que muchos temen y pocos se atreven a documentar: salir a comprar con solo 10 dólares en Cuba. Y no en cualquier sitio, sino en el famoso supermercado de 3ra y 70, uno de los más “surtidos” (entre muchas comillas) de La Habana. ¿El resultado? Una triste bolsa con apenas tres productos.
Bienvenidos a la Cuba donde 10 dólares no alcanzan ni para el desayuno
En su video, Kary comienza con una frase que ya lo dice todo: “Es imposible comprar algo porque la mayoría de los alimentos tienen precios excesivamente caros”. Y no está exagerando. Los precios están tan inflados que uno pensaría que está comprando oro en lugar de comida. Todo esto en un país donde muchos ni siquiera tienen acceso a moneda extranjera.
¿Qué logró comprar con sus 10 dólares?
Al final del recorrido, Kary se fue con una bolsa pequeña de leche en polvo, un paquete de galletas y un pomo de mayonesa. Eso fue todo. Como ella misma dijo, con ironía muy cubana: “Con 10 dólares, no pare más la vaca”. Y tiene razón. Porque en la Cuba de hoy, 10 dólares son como un chiste sin gracia.
Frutas, carnes y embutidos… solo para mirar
Lo más alarmante es que ni frutas ni verduras se ven con facilidad, y los precios de embutidos, carnes y hamburguesas superan incluso los de muchas Mipymes. O sea, es más barato pedir delivery a una pyme que ir a un supermercado del Estado. Absurdo, pero real.
¿Y si tuvieras 300 dólares?
Para comparar, Kary menciona otro caso viral reciente: una cubana que mostró lo que podía comprar con 300 dólares (sí, trescientos). Entre lo que compró había huevos, carne de res, pechugas de pollo, kétchup, leche condensada, yogurt, frijoles… o sea, un mercado completo. Pero claro, estamos hablando de más de 100 mil pesos cubanos al cambio informal. Un monto que para muchos es inalcanzable.
Sin divisas, no hay comida
La cruda realidad es que en Cuba, si no tienes acceso a dólares o euros, literalmente pasas hambre. Las tiendas en moneda nacional están desabastecidas, y las únicas que tienen algo que ofrecer son las que venden en divisas. Un sistema desigual donde quien no tiene moneda fuerte, simplemente no come.