En plena autopista de Miami-Dade, justo frente a Freedom Park y cerquita del aeropuerto, ha aparecido un cartel que no ha pasado desapercibido: el rostro de Donald Trump junto a la frase “Wannabe Dictator” (en buen cubano, “quiere ser dictador”). Esta valla, instalada este viernes, es obra del grupo activista Keep Them Honest, que no le tiene miedo a decir lo que piensa, ni siquiera a todo color y en tamaño XL.
La intención es clara como el agua del malecón: dejarle un mensaje directo a Trump, que anda de visita por el sur de la Florida. Chris Wills, vocero de la organización, lo soltó sin pelos en la lengua: “Cuando el presidente llegue con su Air Force One, va a tener que ver esa valla. A ver si se pregunta por qué lo llaman dictador en Miami-Dade”. El grupo espera que la reflexión le dure más que el vuelo.
Este no es el primer cartel que levantan los de Keep Them Honest, ni será el último. Ya llevan ocho campañas similares en el condado, siempre cargando contra figuras del Partido Republicano como Marco Rubio, María Elvira Salazar, Mario Díaz-Balart y Carlos Giménez. ¿La razón? Según el grupo, todos han hecho la vista gorda ante las políticas migratorias del expresidente, o peor, las han apoyado con ganas.
Y la valla no cayó del cielo por gusto. Llega justo cuando arrecia el debate migratorio en Estados Unidos. Un día antes, Trump pidió a la Corte Suprema que le corte las alas al parole humanitario implementado por Biden, un programa que ha sido vital para más de 500 mil migrantes de Cuba, Haití, Nicaragua y Venezuela.
Adelys Ferro, activista a favor de los derechos de los migrantes, no se quedó callada. En una vigilia celebrada en Doral, dijo que lo que busca Trump es eliminar cualquier beneficio migratorio con tal de deportar a la mayor cantidad posible. “Somos trabajadores. Gente que se parte el lomo. Y muchos no tenemos país a donde regresar”, afirmó con la voz temblorosa pero firme.
Mientras tanto, el Departamento de Justicia está tratando de darle marcha atrás a un fallo que exige analizar cada caso de parole individualmente. El destino de este programa pende ahora de lo que diga la Corte Suprema.
Pero este cartel no es el primero en calentar el ambiente. En junio de 2024, otra valla hizo que se virara el pan en Miami: mostraba a Fidel Castro junto a Trump con el mensaje “No a los dictadores. No a Trump”. La comparación provocó tremenda polémica. Los exiliados cubanos montaron protestas, veladas públicas y hasta amenazaron con trancar la Palmetto si no bajaban el cartel.
La presión fue tal que la valla fue desmontada, pero la cosa no terminó ahí. Seguidores cubanos del exmandatario respondieron con otro cartel a favor de Trump, dejando claro que en esta ciudad, cada pulgada de espacio público puede convertirse en campo de batalla política.
Miami-Dade se ha convertido en un hervidero donde hasta las vallas hablan, y lo hacen en voz alta. En tiempos donde la política está que arde, la autopista ya no es solo para llegar a casa: es también un muro donde se libra la guerra de las ideas.