La youtuber venezolana Ary Tenorio, conocida por ser la pareja del popular Luisito Comunica, se aventuró recientemente a explorar Cuba y publicó varios videos mostrando su experiencia. En uno de ellos, comparó dos mundos que coexisten en la isla, pero que parecen de planetas distintos: las famosas bodegas cubanas y las tiendas en dólares. Spoiler: terminó más confundida que convencida, y no la culpamos.
Cuba, el país de los extremos
Para cualquier extranjero, Cuba es como un rompecabezas en 3D: por un lado, escasez, colas eternas y productos básicos que desaparecen como por arte de magia; por el otro, tiendas repletas de golosinas, electrodomésticos y artículos importados que solo puedes comprar con dólares o tarjetas en divisa. Ary quiso entender cómo es posible que ambos mundos existan en el mismo país… y se llevó una sorpresa tras otra.
Cuando la bodega parece una reliquia
Uno de los primeros choques culturales para Ary fue descubrir la existencia de la “libreta de abastecimiento”. En sus palabras, algo que no había visto en ninguna otra parte del mundo. Y es que claro, en Cuba cada familia tiene asignada una ración mínima de productos a precios subsidiados, que deben recoger en su bodega del barrio. ¿La trampa? Que lo que aparece en la tablilla de productos casi nunca está. ¿Pan normado? Si hay harina. ¿Carne de dieta? Cuando llegue. ¿Jabón? Cada tres meses, y con suerte. Pero eso sí, en la tablilla todo parece perfecto.
¿La bodega más abastecida de Cuba?
Ary grabó en lo que podría ser —en sus palabras— la “bodega mejor surtida de Cuba”. Lo cierto es que, aunque la tablilla mostraba varios productos, la realidad para el cubano de a pie es muy distinta. Basta con preguntarle a cualquiera en la cola del pan: los productos aparecen de vez en cuando, en cantidades mínimas y muchas veces con calidad dudosa. Lo que Ary vio es una excepción, no la regla.
Las tiendas MLC: para mirar, no tocar
Luego vino el paseo por las tiendas en MLC (moneda libremente convertible). Ahí sí se volvió loca: anaqueles llenos, variedad de productos, marcas extranjeras… y precios que hacen que a cualquier cubano se le atragante el desayuno. Ary, con su mentalidad de extranjera, notó algo importante: lo que para ella puede parecer un precio razonable, para el cubano común es una locura. Y encima, solo se puede pagar con tarjetas en dólares, no con el sueldo en pesos cubanos.
La economía cubana, un iceberg gigante
Al final, Ary hizo lo que pudo: mostrar una partecita de una realidad que es mucho más compleja. Porque en Cuba, un video no alcanza para explicar el día a día de quien sobrevive entre la escasez de las bodegas y los precios imposibles de las tiendas en dólares. Y aunque su mirada fue honesta, quienes viven en la isla saben que esto es apenas la punta del iceberg.