En una historia que parece sacada de una novela de intriga política, Jorge Javier Rodríguez Cabrera, un rostro muy conocido en los pasillos del poder en Cuba, cruzó la frontera sur de Estados Unidos en 2022 y pidió asilo político. Hasta ahí, parecería otro caso más dentro del éxodo cubano… pero este no es “otro caso más”.
Resulta que Jorge Javier no solo estaba vinculado al régimen: era íntimo del mismísimo Raúl Guillermo Rodríguez Castro, alias “El Cangrejo”, el nieto de Raúl Castro y su escolta de confianza. O sea, no estamos hablando de un funcionario cualquiera, sino de alguien que se movía entre la crema y nata del poder en La Habana.
Llegó a Estados Unidos con su esposa y sus dos hijos, y a pesar de haber formado parte del cuerpo diplomático cubano en varias ocasiones, optó por solicitar refugio político en el país que tantas veces criticó su antigua cúpula.
¿Un simple emigrado más? No, mi hermano…
Rodríguez Cabrera no vino con las manos vacías ni a inventar desde cero. Según documentos revisados por Martí Noticias, hoy es gerente de una empresa llamada Gran Azul LLC, registrada en Nevada en noviembre de 2024. El negocio se mueve en el terreno de la logística, el envío puerta a puerta, la venta de carros y productos básicos. Pero también ofrece paquetes turísticos y renta de autos con destino… a Cuba. Como quien dice: «del régimen a la rentadora».
No está solo en la jugada. Aparece vinculado a Marcel Blanco Fernández, otro nombre que despierta curiosidad, como si estuviéramos viendo una novela policial con tintes caribeños. Juntos han invertido en publicidad y se han dado a conocer con el empujón de influencers de la comunidad cubanoamericana en Florida, según ha notado Martí Noticias.
Una amistad de yate y privilegios
Los lazos con “El Cangrejo” son más que conocidos. Hay fotos y hasta un video del 2023, sacado por América TeVé, donde ambos pasean en un yate con tremendo lujo, celebrando al estilo que solo unos pocos en la Isla pueden permitirse. Mientras el cubano de a pie lucha por un litro de aceite, ellos saboreaban mariscos y champán en alta mar.
Esa cercanía, lejos de olvidarse, levanta ahora banderas rojas en el exilio cubano, sobre todo entre quienes ven con recelo que personajes como este, cercanos al aparato represivo, estén rehaciendo su vida en tierra de libertad.
“Lo que lo impulsó no fue el correo diplomático, sino su conexión directa con el nieto de Raúl”, comentó el investigador Luis Domínguez, de la Fundación para los Derechos Humanos en Cuba. Privilegios no le faltaron, y ahora, según la madre de Rodríguez Cabrera, hay miedo de que pueda ser deportado si su vínculo con el régimen termina pasándole factura.
Mientras tanto, su familia ya parece estar asentada. Su exesposa, Isabean Rapetti, y sus hijos ya obtuvieron la residencia permanente en Estados Unidos, según fuentes familiares. Jorge Javier, sin embargo, se ha borrado del mapa virtual. Cerró su cuenta de Instagram y no respondió las solicitudes de entrevista de los medios. Su socio en el negocio hizo exactamente lo mismo.
¿Y el asilo? ¿Para quién es?
Muchos se preguntan cómo alguien con semejante historial logró entrar y prosperar tan rápido. Mientras miles de cubanos llegan a EE.UU. después de cruzar selvas, ríos y fronteras, vendiendo todo lo que tienen para escapar del hambre y la represión, el amigo del nieto del General disfruta de una vida de empresario en Nevada.
Y no es el único. En los últimos meses, han aparecido en lugares como Miami varios rostros vinculados al aparato represivo cubano, generando una mezcla de indignación, sorpresa y frustración en el exilio.
Por eso, las autoridades estadounidenses han comenzado a mirar con lupa estos casos, intensificando esfuerzos para identificar y deportar a quienes lleguen ocultando sus lazos con el régimen. ICE, la agencia de inmigración, ha llamado a la población a denunciar cualquier posible violador de derechos humanos que esté viviendo en territorio estadounidense.