Aunque suene increíble, en pleno 2025 hay más de 10 mil familias en Las Tunas que todavía pisan tierra dentro de su propia casa. Sí, como lo oyes. Un dato que no solo suena a atraso, sino que refleja con fuerza las desigualdades que aún arrastra Cuba cuando de vivienda se trata.
A pesar de que la Ley General de la Vivienda promete desde hace décadas que cada cubano debería tener una casa “digna y confortable”, lo cierto es que miles siguen esperando que esa promesa se materialice. Según el medio local Periódico 26, la realidad en Las Tunas está más cerca del polvo que del confort.
Los municipios más golpeados por este drama son Jesús Menéndez, con más de 2 mil viviendas en esa condición, y la propia capital provincial, que ya roza las 5 mil casas con piso de tierra. Un número que estremece si pensamos en la cantidad de niños, ancianos y familias enteras que viven así.
El funcionario Iván Cheris Díaz confesó que, aunque el plan de este año era eliminar casi 4 mil pisos de tierra, apenas se concretaron 69. ¿La razón? Sencilla: no hay cemento. Apenas llegó el 7% del material que se necesitaba. Así no hay plan que aguante.
En teoría, existen dos maneras de cambiar el piso: una vía estatal (con constructoras y contratos) y otra por esfuerzo propio (familias que piden créditos y compran materiales). Pero ninguna funciona bien. Los precios están por las nubes, los materiales no aparecen y la logística es un dolor de cabeza.
Algunas alternativas incluyen usar escoria de acero, losas recicladas o barro criollo, pero nada de eso es barato ni está al alcance de todos. Y encima, las plantas que fabricaban pisos en la provincia están paralizadas. Una por falta de cemento, la otra por averías y crisis energética.
Carlos Cutiño, un especialista en Vivienda, lo dijo claro: “El dueño del domicilio es quien paga”, y muchas veces esa persona no tiene ni para una losa rota. Literalmente. Mientras tanto, los organismos como EMAC y el Ministerio de Agricultura intentan hacer malabares con barro y cal, pero los avances son mínimos.
Para que tengas una idea: en 2024 solo se eliminaron 14 pisos de tierra en todo el municipio cabecera, de los 621 que se habían propuesto. Para 2025 dicen que quieren quitar 500… pero sin materiales, eso suena a otro cuento chino.
Incluso el primer ministro, Manuel Marrero Cruz, admitió que se están quedando cortos, que hay que potenciar la producción local de materiales. Pero las palabras, ya sabemos, no hacen pisos.
Mientras tanto, el gobierno sigue invirtiendo millones en hoteles de lujo que pocos cubanos pueden pisar. Y mientras los turistas pisan mármol, miles de tuneros siguen pisando tierra. Literalmente.