Un grupo de ocho migrantes cubanos vivió momentos de puro terror en la ciudad fronteriza de Tapachula, México, donde fueron secuestrados por una banda armada que los mantuvo retenidos hasta que pagaran 200 dólares cada uno para ser liberados. La pesadilla terminó gracias a un operativo de las autoridades estatales, activado tras una denuncia anónima al número de emergencias.
El aviso alertó sobre un posible secuestro en el tramo entre Tapachula y Huehuetán, cerca del poblado El Nance, una zona caliente donde los migrantes en tránsito suelen ser blanco fácil de los grupos delictivos. De inmediato, fuerzas de la Policía Estatal, junto con la Fuerza de Reacción Inmediata Pakal y la Policía Fronteriza, se movilizaron en coordinación con unidades de inteligencia.
El operativo dio fruto al localizar a los cubanos en una vivienda de la colonia centro de Tapachula. Según confirmó la Secretaría de Seguridad del Pueblo, los migrantes fueron víctimas de extorsión directa, presionados con amenazas hasta pagar por su libertad.
Tras el rescate, fueron trasladados a la Fiscalía de Migrantes, que ya está investigando el caso. No se ha revelado aún si hubo arrestos, ni se han ofrecido detalles sobre la identidad del grupo criminal que los mantenía retenidos. Lo único que se ha difundido son algunas imágenes del sitio donde estaban cautivos: una propiedad a orillas de la carretera Tapachula-Huehuetán, en las cercanías de El Nance.
La operación contó también con el respaldo de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana a nivel federal, que reforzó los patrullajes en la región, una zona cada vez más peligrosa para quienes intentan cruzar rumbo al norte.
Este caso se suma a una larga lista de denuncias sobre secuestros y extorsiones de migrantes, una realidad cruda que golpea especialmente a quienes, como estos cubanos, huyen de la crisis buscando una vida mejor. Pero el camino, como se ve, está plagado de peligros.
Mientras tanto, en Tapachula, muchos otros siguen atrapados en la misma ruta, con la esperanza de cruzar… y el miedo constante de no llegar. ¿Hasta cuándo seguirán los migrantes siendo carne de cañón en este juego de impunidad?