En Cuba uno ya no sabe si va a faltar el pan, el café… o la luz. Esta vez le tocó a una comunidad de Holguín, Las Biajacas, donde un robo de mil metros de cable dejó a 18 hogares completamente a oscuras durante seis días. Sí, ¡mil metros de cable! Como para pensar que no fue un robo improvisado, sino toda una operación “profesional”.
Lo que parece sacado de una serie de Netflix pasó en la vida real. Las familias de Las Biajacas amanecieron sin corriente, sin refrigerador, sin abanico y con el estrés a mil. La página “Realidades desde Holguín” fue la que tiró la alerta en Facebook, informando que 18 viviendas estaban afectadas y que sus residentes tuvieron que “reinventarse”. O sea, cocinar con leña, dormir en el portal y rezar por un airecito.
Lo curioso es que la misma página, de corte oficialista, celebró más adelante que la policía logró recuperar los cables robados y devolverlos a la comunidad. Todo con bombos y platillos, como si fuera una victoria épica. Pero la pregunta queda: ¿cómo es posible que un robo así ocurra sin que nadie vea nada?
El mismo perfil reconoció que el robo fue obra de “ciudadanos inescrupulosos”, que aprovecharon la crisis para hacer su agosto. Porque hay que decirlo: en medio del hambre, el apagón y el desabastecimiento, ya nada sorprende. La delincuencia está creciendo en Cuba, y el robo de cables se ha vuelto pan de cada día.
Y no es la primera vez que pasa. En marzo, por ejemplo, arrestaron a dos hombres en Cárdenas después de robar más de 1,100 metros de cable eléctrico de una empresa estatal. ¿Lo más insólito? Que intentaron quemarlo en el patio de una casa para sacar el cobre. Una especie de pyme delictiva en pleno barrio.
Ese robo ocurrió en la Empresa Industrial Ferroviaria “José Valdez Reyes”, y los implicados fueron identificados como José Antonio Zamora González y Emilio Vinageras Sardina. Más de mil metros de cable, como si fuera hilo de coser.
Y no nos olvidemos de La Habana. A finales de 2024, la prensa oficial reconocía que se habían reportado 39 actos vandálicos contra las instalaciones públicas, solo por el robo de cables. ¿Resultado? Cerca de 300 servicios telefónicos, tanto residenciales como estatales, quedaron inservibles. Más de 600 personas afectadas, todo por un pedazo de cobre.
Así está la cosa en Cuba. Mientras unos esperan por el pan, otros esperan por la luz… y algunos se la roban.