Cuando pensábamos que ya nada podía sorprendernos en el transporte cubano, ¡zas! Un tren cargado de ron se descarrila en Matanzas y deja media vía hecha polvo. ¿La cereza del pastel? El Ministro del Transporte apareció en escena y soltó una frase que dejó a medio mundo rascándose la cabeza: “esto es algo más que un accidente”.
El ministro Eduardo Rodríguez Dávila, que andaba por La Habana revisando el túnel de la bahía, se enteró del desastre y no lo pensó dos veces: agarró carretera rumbo a Matanzas para ver con sus propios ojos el lugar del siniestro. Y con razón. El panorama no era para menos.
Todo ocurrió en el kilómetro 80 y medio de la Línea Central, cerquita de la estación Mocha. Allí, el Tren Extra 924 —que iba cargadito de alcohol desde Sancti Spíritus hasta la ronera de Santa Cruz del Norte— terminó con cinco de sus vagones cisterna fuera de la vía. Uno se prendió fuego, otros dos quedaron medio tumbados, y los dos restantes medio firmes pero bloqueando la línea. Resultado: unos 100 metros de vía dañados y el caos montado.
El Ministro no tardó en dejar claro que esto no era un accidente cualquiera. En su cuenta de Facebook escribió que el hecho representa “algo más que un accidente ferroviario”, y eso ya nos da una idea del tamaño del problema. Mientras tanto, se activaron medidas para tratar de controlar el desmadre: trenes reprogramados, pasajeros detenidos, y toda la red ferroviaria improvisando sobre la marcha, como casi siempre.
Por suerte —y esto hay que agradecerlo— no hubo heridos ni víctimas mortales. Pero la preocupación es real. ¿Por qué? Porque no es la primera vez que pasa algo así. Este accidente se suma a una larga lista: en abril un tren nacional se descarriló en Las Tunas, en diciembre chocaron dos trenes en Sancti Spíritus y derramaron petróleo, en septiembre otro descarrilamiento en Matanzas y en agosto, otro más entre Manzanillo y La Habana.
En total, según datos oficiales, en 2024 se registraron 137 accidentes ferroviarios en Cuba, con 17 muertos. Y aunque eso representa un “descenso” respecto al año anterior, la sensación general no es de alivio, sino de cansancio: el sistema ferroviario cubano sigue siendo una ruleta rusa.
Así que cuando el Ministro dice que esto es algo más que un accidente… tal vez tiene razón. Porque ya no es solo un problema de vías viejas o trenes oxidados. Es una señal más del deterioro estructural que está tocando fondo.