Lo que debería ser un barrio tranquilo en el reparto La Juanita se ha convertido en una verdadera película de terror. Vecinos y activistas en Cienfuegos llevan tiempo denunciando una situación escalofriante que, según cuentan, ocurre con total impunidad y a la vista de todos. El presunto responsable, identificado como Yordenis Miguel Torre, ha sido señalado por cometer abusos sexuales, maltratos extremos y asesinatos de animales dentro de su propia casa.
La activista cubana Yenney Caballero alzó la voz a través de Facebook, donde detalló que no es la primera vez que se reporta el caso. Ya se ha presentado más de una denuncia, pero las autoridades siguen sin moverse con la urgencia que exige una situación tan atroz. Según ella, los gritos desgarradores de los animales y el hedor de los cadáveres tienen a los vecinos viviendo una pesadilla constante.
“Esto parece sacado de un filme de horror, pero está pasando aquí mismo”, escribió Caballero, quien además pidió que se valore la salud mental del acusado, pues su comportamiento podría indicar trastornos serios que lo harían un peligro también para las personas.
La cosa no termina ahí. Otra usuaria, Rosa Martínez, se sumó a la denuncia y fue más allá. Aseguró que el miedo no es solo por los animales, sino porque este sujeto representa una amenaza real para toda la comunidad. Relató que anda con un machete, que maltrata particularmente a perritas y que sus propios familiares conocen lo que pasa desde hace tiempo… y no han hecho nada para frenarlo.
En su perfil, Rosa fue contundente: “Hoy fue una perrita, mañana puede ser un niño o una joven. No podemos seguir esperando a que ocurra una tragedia mayor”.
La tensión creció este fin de semana cuando, según testigos, el hombre fue visto saliendo con una mochila de la que se escuchaban ruidos que parecían los de un animal con vida. El detalle no pasó desapercibido y generó aún más indignación entre quienes están siguiendo de cerca este caso.
A pesar del escándalo en redes, la policía y otras instituciones se han quedado prácticamente cruzadas de brazos, lo que ha encendido todas las alarmas entre los defensores de los derechos de los animales en Cuba. Activistas insisten en que esto no es un caso aislado. Se trata de un patrón de crueldad que se repite en diferentes puntos del país, siempre con la misma respuesta: el silencio.