Después de más de 24 horas de labores intensas, el Túnel de la Bahía de La Habana volvió a abrir, devolviendo el paso a los vehículos en ambos sentidos. Pero aunque la noticia suena como un alivio, lo cierto es que muchos se siguen preguntando si de verdad se está “arreglando” el túnel o solo se le está echando un poco de maquillaje para que aguante otro rato.
El propio ministro de Transporte, Eduardo Rodríguez Dávila, soltó la buena nueva por Facebook, anunciando que la Comisión Provincial de Seguridad Vial dio luz verde tras concluir la jornada de mantenimiento. Sin embargo, dejó claro que la historia no termina aquí: aún queda tela por cortar, porque hay sistemas internos que necesitan más trabajo para que todo funcione como debe.
El viernes por la mañana arrancaron los trabajos. Según explicó Luis Ladrón de Guevara, viceministro del ramo, se metieron de lleno en los registros del nivel 22. No fue pan comido, porque estaban llenos de basura y resultó complicado moverse ahí dentro. Se necesitaron herramientas especiales y chorros de agua a alta presión para limpiar aquello como Dios manda.
La mipyme Navigo fue la encargada de esa parte del trabajo, que el propio ministerio calificó como “compleja”. También se aplicaron unas 25 toneladas de asfalto para tapar baches dentro del túnel, mientras la gente de EMCONAT se encargó de darle una manita de gato a los arcos, aletones y luminarias, dejándolos más presentables.
La Unión Eléctrica, por su parte, se encargó del alumbrado exterior, y también hubo poda de matas en los alrededores. Todo el operativo, según dijeron, se mantuvo sin grandes retrasos y se cumplió con las medidas de seguridad para proteger a los trabajadores.
Pero el túnel no es nuevo en esto de cerrar sus puertas. Más de 30 mil carros cruzan por ahí cada día, y desde hace años sufre interrupciones por mantenimiento o emergencias. Basta recordar el cierre en septiembre de 2024, cuando el huracán Helene le dio un buen golpe a los drenajes. O en enero pasado, cuando volvieron a meterle mano.
Esta vez, el cierre parcial anunciado del 9 al 11 de mayo para el tramo Cabaña-Habana, formaba parte del plan oficial para mantener la seguridad vial. Pero la gente en la calle no se lo traga tan fácil. Muchos comentan en redes que las reparaciones parecen superficiales, enfocadas en pintura o parches rápidos, sin meterle el diente de verdad al problema del drenaje, que es el verdadero monstruo bajo tierra.
El Túnel de la Bahía, inaugurado en 1958, no es cualquier construcción. Es una joya de la ingeniería cubana, una de las siete maravillas civiles del país. La última reparación de peso fue en 2001, a cargo de la misma empresa francesa que lo construyó.
Desde entonces, ha recibido varios retoques, pero las autoridades saben que el túnel está viejo y no aguanta solo con curitas. Se necesita un plan serio, profundo, y sostenido, porque cada vez que se cierra, La Habana entera sufre el tranque.
Por ahora, el tráfico volvió a fluir… pero no se sabe hasta cuándo.