Mientras el Día de las Madres se acercaba en Cuba, Tiendas Caribe lanzaron una campaña promocional que, lejos de emocionar, generó más molestia que entusiasmo. La cadena estatal invitó a “disfrutar” de sus ofertas en todos sus puntos de venta, un llamado que sonó casi burlón entre quienes no podían acceder a los productos, la mayoría valorados en dólares y fuera del alcance del bolsillo cubano promedio.
En sus redes sociales, la tienda colgó imágenes de estantes rebosantes y mensajes animando a la población a pasar por sus pasillos para encontrar el regalo perfecto para mamá. “Celebramos la campaña por el Día de las Madres en el PV La Favorita. Visítanos y aprovecha nuestras ofertas”, publicaron en Facebook. El problema era que esas “ofertas” solo las podían aprovechar quienes contaban con divisas o tarjetas habilitadas.
Para completar la escena, en Isla de la Juventud los empleados montaron la frase “Feliz día, mamá” usando jabones, un detalle simpático pero también una prueba de lo lejos que estaban de regalar algo verdaderamente valioso sin estirar demasiado el bolsillo.
Los productos promovidos —principalmente artículos de aseo— superaban el salario básico en Cuba, así que celebrar a mamá con un simple regalo era una tarea casi heroica. Y para agravar la situación, muchas de las tiendas habían pasado sigilosamente a modo de pago exclusivo en dólares, generando indignación entre los clientes.
Aunque CIMEX y Tiendas Caribe habían prometido que las tiendas en dólares no superarían el 7% del total, esa promesa quedó obsoleta. Al menos 85 establecimientos aceptaban solo dólares estadounidenses, ya fuera en efectivo o mediante tarjetas AIS, Tropical o Clásica del Bandec. Olvídate de pagar en pesos cubanos o incluso en MLC.
Este experimento de dolarización dejó una brecha profunda entre quienes podían comprar y quienes debían mirar con impotencia. Las tiendas en dólares lucían bien surtidas, mientras las de moneda nacional seguían vacías, reforzando la sensación de exclusión.
Para muchos cubanos, la campaña del Día de las Madres no fue más que un recordatorio de cuán distante estaba un regalo digno. En lugar de alegría, reinó la frustración, y el día que debía celebrar a las madres se convirtió en otro reflejo de la crisis económica que asfixia al país.