Pabilo Clown, el cubano que hace reír en Tapachula mientras persigue su sueño bajo el sol mexicano, no se ha dejado vencer por las dificultades del exilio. Su nombre real es Yurik Sander Osoria, y aunque salió de Cuba en 2019 con rumbo a Uruguay, el destino lo trajo más tarde hasta la ciudad fronteriza de Tapachula, en Chiapas, donde sigue luchando con el alma y una nariz roja puesta.
Desde diciembre de 2024, este habanero se las ha arreglado para sobrevivir en México, a pesar de no tener aún sus papeles migratorios en regla. Pero eso no lo ha detenido. Como buen cubano, se las ha ingeniado para vivir de lo que sabe hacer mejor: dar alegría. Y lo mismo lo ves en una fiesta infantil, que haciendo de las suyas en un parque acuático, o regalando risas en plena calle con algún truco inesperado.
La historia de este artista callejero fue contada por el Diario del Sur, medio local de Tapachula que destacó su paso por la Escuela de Instructores de Arte en Cuba, su formación en pantomima y su especialización como clown en el mismísimo Circo Nacional de Cuba. O sea, que el hombre tiene escuela, como decimos nosotros.
En Tapachula empezó de abajo, promocionando una óptica en pleno centro, hasta que poco a poco fue captando la atención de quienes pasaban por allí. Su estilo, su carisma y su entrega en el escenario callejero han hecho que algunos empresarios locales le echen el ojo, y sueña con unirse algún día a un circo mexicano, donde pueda seguir creciendo como artista.
Aunque no está claro si su meta inicial era esperar una cita de asilo para Estados Unidos, lo cierto es que su historia se parece a la de tantos cubanos que se han quedado varados en México, buscando un futuro mejor y, a la vez, obligados a reinventarse en tierra ajena.
Este relato recuerda también el caso reciente de una doctora cubana especializada en ginecoobstetricia, quien no pudo terminar su residencia para poder marcharse del país. La eliminación del sistema de citas CBP One por parte del gobierno estadounidense en enero la dejó sin ruta migratoria, y terminó trabajando como manicurista en México. De médica a manicurista, de payaso de circo a artista callejero, las vueltas de la vida del exilio son tan duras como impredecibles.
Pero entre todo ese caos, historias como la de Pabilo Clown nos muestran que el arte, cuando es verdadero, siempre encuentra un escenario. ¿Tú también conoces a alguien que haya tenido que empezar desde cero fuera de Cuba?
