Hay gestos que duelen más que consuelan. Como enviar flores desde la distancia cuando lo único que quieres es abrazar a quien amas. Así lo vive Carlos Yuniel Valle, esposo de Heydi Sánchez Tejeda, la madre cubana que fue deportada desde Tampa el pasado 24 de abril, dejando atrás a su hija de apenas un año. En plena víspera del Día de las Madres, Heydi está lejos… y su único deseo es volver a ver a su niña.
Carlos, desesperado por reconfortarla, le hizo llegar flores y comida a Cuba a través de una aplicación. Pero su respuesta fue clara y desgarradora: “Eso no es lo que quiero… yo solo quiero a mi hija”. Y es que no hay regalo que reemplace los brazos de un hijo, y mucho menos cuando esa separación fue, según su familia, completamente injusta.
Deportación sin previo aviso
Heydi vivía en Estados Unidos bajo una orden de supervisión conocida como I-220B, una medida migratoria que permite quedarse en el país mientras avanza el proceso de deportación. Es decir, podía vivir, trabajar, criar a su hija… hasta que un día cualquiera fue llamada a una cita rutinaria con ICE, y de ahí, sin más, fue deportada a Cuba.
Sin explicación clara. Sin advertencias. Sin su hija.
Una familia rota en dos países
Desde entonces, la historia de Heydi se ha vuelto un llamado desesperado de su esposo y familiares que no entienden cómo el sistema puede actuar así con una madre que solo estaba criando a su hija en paz.
Durante una manifestación reciente en Tampa, Carlos contó que la niña no ha sido la misma desde que su mamá se fue. La abuela paterna también lo confirma: “No come bien, llama a su mamá todo el tiempo… la extraña mucho”. Y cómo no extrañarla, si hasta hace poco era alimentada con leche materna.
Mensajes con el alma rota
Heydi ha compartido varios mensajes desde Cuba. En uno de ellos, con una foto suya junto a su niña, escribió: “Tengo el alma rota, separada de mi hija sin poder abrazarla”. Cada palabra pesa. Cada imagen duele.
Y aunque el esposo logró reunirse con una congresista demócrata en Tampa, y ya está en marcha el proceso de reclamación familiar, podría tardar años. Años que, según Carlos, su familia no está dispuesta a esperar: “Heydi no puede estar separada cinco años por una injusticia”.
El símbolo de muchas otras historias
La foto de Heydi con su hija en brazos, ya en Cuba, se volvió viral en redes sociales. Es más que una imagen: es el retrato del impacto humano de las políticas migratorias actuales, que muchas veces olvidan lo esencial: el corazón de una madre y el derecho de una hija a estar con ella.
En un gesto inesperado, Heydi incluso le envió un mensaje directo a Donald Trump, pidiéndole ayuda para regresar. La política, al final, es lo de menos. Esto es una crisis de humanidad.
Mientras tanto, la familia sigue luchando. Porque como dice Carlos, con esperanza: “Todavía no hemos vivido… seguimos luchando”.