Si eres cubano (o amante del sabor criollo), seguro has oído hablar de Papito el Caramelero, ese personaje que convierte una simple venta ambulante en un verdadero show callejero. Pues prepárate, porque Papito está de vuelta, y esta vez no viene solo: viene con un pregón nuevo que ya tiene a medio TikTok de Cuba riéndose, compartiendo y, claro, antojados.
Un nuevo video suyo acaba de reventar las redes, y si no lo has visto todavía, te estás perdiendo de uno de los momentos más sabrosos del internet cubano. Con su habitual carisma y una gracia natural que ya es marca registrada, Papito se lanza con un pregón rimado sobre torticas de Morón que ha hecho delirar a los usuarios.
“¿Le va a comprar una a su esposa?”
La escena no puede ser más cubana: Papito caminando por una calle habanera, con su caja de dulces colgada al hombro y una sonrisa que desarma. Y ahí va, cantando con el tumbao que lo caracteriza:
“Torticas de San Fernando, todo el mundo está hablando. Torticas de Santa Rosa, ¿le va a comprar una a su esposa?”
Así, con esa rima tan criolla, tan de pueblo, se mete al público en el bolsillo. Y no hablamos solo de la gente en la calle, sino de miles de usuarios que ya han compartido su video en TikTok, en especial desde la cuenta @losfueradrosca, donde se volvió viral casi al instante.
El pregón como arte urbano
Lo de Papito no es solo vender caramelos. Es cultura popular viva, es arte improvisado, es humor con sabor a merienda escolar. En tiempos donde las noticias suelen ser duras y el día a día aprieta, ver a este personaje con su chispa y su estilo es como un respiro con olor a azúcar quemada.
Y aunque aún no se sabe su nombre real, ya no hace falta: Papito el Caramelero se ha ganado un lugar especial entre los habaneros y en las redes sociales. Su capacidad para rimar, improvisar y conectar con la gente lo ha convertido en una celebridad urbana que representa lo mejor del cubano de a pie: creatividad, alegría, y una habilidad única para sacarle una sonrisa al caos.
Más que un vendedor, un símbolo
Este nuevo pregón no solo es pegajoso, es un recordatorio de cuánto valor tienen nuestras expresiones más humildes. Papito, sin querer, nos recuerda que la cultura cubana no solo está en los libros o en la TV: está en la calle, en la esquina, en la voz de un vendedor con una tortica y un verso en la boca.
Así que ya sabes: si ves a Papito pasar, cómprale una tortica… y quédate con el pregón, que es gratis y más sabroso que el dulce.