La desesperación se ha instalado en el hogar de la familia Salazar, en el municipio Playa, La Habana. Noemí Salazar León, una mujer de 61 años con esquizofrenia, lleva más de una semana desaparecida. Desde el pasado 4 de mayo, su familia no tiene noticias de ella, y cada día que pasa sin señales aumenta la preocupación.
Esa mañana, Noemí salió de su casa como si fuera una jornada más. Vestía un mono-pantalón oscuro, sandalias blancas y llevaba su cartera con documentos. Le dijo a sus padres que iba a visitar a una amiga, pero nunca llegó. Desde entonces, ni una llamada, ni un mensaje, ni una pista clara.
Su hermano, Lino Salazar, ha usado las redes sociales como último recurso para amplificar la búsqueda. En publicaciones en Facebook, compartió una foto reciente de Noemí y pidió ayuda desesperadamente. La incluyó en el grupo “Personas desaparecidas o perdidas en La Habana”, donde también explicó que ella estaba atravesando una crisis de salud mental y no tomaba su medicación desde hacía más de un mes.
Una usuaria comentó haberla visto hace una semana en un negocio de la calle 42, en Playa. Al parecer, Noemí entró a pedir trabajo, algo que, según su hermano, hace con frecuencia. De hecho, trabajó en un círculo infantil cerca de su casa y tiende a obsesionarse con conseguir empleo, incluso cuando no está en condiciones.
Lino ha hecho pública toda la información posible para facilitar su hallazgo: la dirección del hogar de Noemí es calle 39 #4214 apto. G2, entre 42 y 44, en Playa. También compartió dos números de contacto: +53 5 2939303 y +53 5 6044107. La familia ruega que cualquier persona que la vea o tenga información, se comunique de inmediato.
Noemí, cuenta su hermano, ha perdido mucho peso y luce muy delgada, como consecuencia de la esquizofrenia y la falta de medicamentos. Esta situación, tristemente, no es única. La escasez de psicofármacos en Cuba ha provocado un aumento alarmante de casos similares.
En lo que va de año, otras mujeres con enfermedades mentales también han desaparecido en la capital. Doraiky Águila Vázquez, de 48 años y con demencia, salió de su casa en Lawton el 15 de marzo y no se ha sabido más de ella. También Cirse Alfonso Ruiz, con una enfermedad neurológica, desapareció el 5 de mayo en Centro Habana. Sus familias viven el mismo calvario: la incertidumbre y el miedo.
La historia de Noemí es un grito de auxilio. No solo por ella, sino por todos los enfermos mentales que están siendo arrastrados por una crisis silenciosa que cobra vidas sin hacer ruido.