Como salido de una película de acción —pero versión criolla y sin presupuesto—, un presunto ladrón terminó colgando desde lo alto de un edificio en el reparto Camilo Cienfuegos, en La Habana del Este, luego de intentar escapar con una cuerda improvisada… hecha con sábanas. Sí, como lo lees: sábanas. El tipo creyó que estaba en una misión imposible, pero la cosa le salió del revés.
El suceso ocurrió la madrugada del martes y dejó a medio vecindario con la boca abierta. El hombre, que había entrado a robar a un apartamento en un piso bien alto del Edificio 322, trató de hacer la gran escapada bajando por la fachada, pero quedó trancado a mitad del descenso, colgando como un muñeco de feria. La imagen fue tan surrealista que hasta los vecinos pensaron que era un chiste… hasta que vieron que el tipo de verdad no podía bajar.
“Ya ni los pisos altos nos salvan”, soltó uno de los testigos, mientras los bomberos hacían su entrada triunfal para bajarlo sin que se desbaratara en el intento. Y es que, como apuntó el perfil de Facebook “La Tijera”, que fue el primero en reportar el asunto, “La inseguridad ya no tiene límites ni alturas”.
El show se armó bueno. En el video que circula por redes, se escucha a los vecinos lanzar frases como “se le acabó la tela de araña”, comparándolo con un Spiderman versión solariega, sin superpoderes y con más descaro que agilidad. Según quienes estaban en el lugar, el protagonista del suceso parecía bastante joven, lo que levantó aún más preocupación sobre cómo los delitos se están saliendo de control en la capital.
Y lo cierto es que este caso no es una rareza. La violencia y los robos han ido escalando en Cuba a un nivel que ya ni sorprende. Hace poco en Santiago, un hombre armado con cuchillo fue enfrentado por los propios vecinos cuando entró en una casa de madrugada. La policía brillaba por su ausencia y el pueblo tuvo que echar mano a la autodefensa, como quien dice: “si tú no me cuidas, me cuido yo”.
Tampoco hay que ir muy lejos para encontrarse con historias que parecen de novela negra. En La Habana, por ejemplo, se ofreció una recompensa de 200 dólares por información sobre un sujeto que fue grabado robando en una barbería. El video mostró cómo, sin el menor apuro, el ladrón se llevó pertenencias ajenas aprovechando un descuido, dejando claro que ni los negocios más humildes están a salvo.
Y como si no fuera suficiente, en Boyeros agarraron a dos individuos cargando mochilas llenas de productos robados, desde medicamentos hasta café. Fue la gente de a pie quien se dio cuenta del descaro y los detuvo, convencidos de que si esperaban por la policía, podían morirse del aburrimiento antes de que aparecieran.
Pero lo más increíble tal vez fue lo que pasó cuando unos bandidos se robaron un tanque de agua en plena calle y a plena luz del día. Lo alzaron, lo montaron y se fueron como si estuvieran comprando pan. Y aunque hubo llamadas de alerta, las patrullas nunca llegaron, dejando claro que el crimen en Cuba se está moviendo con más libertad que un carro estatal fuera de control.