La periodista retirada Nora Susana, quien por años fue voz activa en el semanario Invasor, está en estado grave tras ser arrollada por una motorina fantasma cuyo conductor decidió huir en lugar de ayudar. El accidente ocurrió la noche del lunes, en una de esas zonas oscuras donde parece que ni la luz quiere quedarse. La denuncia salió a la luz en redes sociales por medio del usuario Víctor Hernández, quien compartió la desgarradora historia en su perfil de Facebook.
Según contó Hernández, la dejaron tirada como si fuera nada, desamparada en medio del asfalto, hasta que unos buenos samaritanos la encontraron y la socorrieron. Su testimonio remueve conciencias: “La dejaron moribunda en la oscuridad… menos mal que personas de buen corazón la ayudaron”. Palabras que duelen más que el golpe mismo.
Lo que más estremece no es solo el accidente, sino el contexto en que ocurre. Nora Susana, quien alguna vez fue rostro conocido y respetado del periodismo local, llevaba tiempo deambulando por las calles, pidiendo limosna. Muchos en Ciego de Ávila la han visto así, como un alma en pena caminando sin rumbo, víctima de un sistema que olvida rápido a los suyos cuando ya no les sirven.
No se sabe con certeza qué la llevó a ese punto tan duro de la vida, pero lo cierto es que su situación evidencia un abandono que va más allá de lo individual y toca lo social. Cuando alguien que dedicó años a informar y servir termina en la indigencia, hay una falla muy seria en la estructura.
Tras el atropello, la indignación no se hizo esperar. La gente está llamando a que cualquier testigo hable, que no se queden callados, que ayuden a encontrar al responsable. Porque como bien dijo Hernández, “un accidente le puede pasar a cualquiera, pero dejar tirada a la persona que atropellaste… eso ya es de corazón podrido”.