Ni la madrugada ni las paredes de un hospital impidieron que la violencia hiciera de las suyas una vez más en Santiago de Cuba. En el Hospital Provincial Saturnino Lora, justo cuando el cuerpo de guardia debería ser un sitio de auxilio y calma, se desató el caos: personal médico fue agredido brutalmente por familiares alterados.
Aunque los relatos varían sobre cómo comenzó todo, hay algo claro: los golpes sí llegaron y no precisamente como parte de un tratamiento. Lo que debía ser un espacio protegido y con vigilancia, terminó convirtiéndose en un campo de batalla donde los de blanco salieron perjudicados.
“¡Le cayeron arriba a las enfermeras!”
Así lo contó en Facebook el periodista independiente Yosmany Mayeta Labrada, quien reportó que el estallido de violencia ocurrió cuando llegaron al hospital varios heridos graves. Según su versión, al sentir que la atención médica se demoraba, los familiares «barrieron el piso con las enfermeras», soltando golpes y gritos a diestra y siniestra.
Para colmo, al amanecer, “había más policías que médicos”, como si quisieran tapar el hueco después de que se fue el agua. Incluso se limitaron los accesos, controlando quién podía entrar al centro.
Pero no todos coinciden con esa historia. Una usuaria en redes, identificada como Yanet Pérez, aseguró que la bronca comenzó por una paciente en crisis nerviosa y familiares pasados de tragos. La situación se fue de las manos cuando estos individuos agredieron a una doctora, y el esposo de esta intentó defenderla… solo para ser golpeado por al menos siete personas.
«Esto fue real, y pasó aquí»
Una enfermera del Saturnino Lora confirmó el hecho a CiberCuba, dejando claro que sí hubo agresión contra una doctora del cuerpo de guardia clínico. También contó que una enfermera fue golpeada, y que después del altercado, la policía apareció con fuerza. Pero ya era tarde.
Lo más alarmante es que no había presencia policial en el momento del ataque, a pesar de que este hospital recibe a diario a personas en estado crítico, drogadas, heridas con armas blancas o en crisis psiquiátricas. En otras palabras, el lugar pide a gritos protección constante, y aún así, nadie estaba ahí cuando más se necesitaba.
Esta ausencia de fuerzas del orden evidencia un vacío grave en la seguridad del sistema de salud cubano, que ya bastante tiene con la falta de insumos, el agotamiento del personal y los bajos salarios. Ahora también hay que sumarle el miedo a ser agredidos por quienes deberían agradecer su ayuda.
Hasta ahora no hay información oficial sobre detenidos o heridos, y el silencio institucional solo aumenta la sensación de impunidad. Porque si ni en un hospital se garantiza la seguridad, ¿en qué lugar estamos seguros?
No es la primera vez… y no será la última si todo sigue igual
Esta escena, aunque parezca sacada de una película mala, no es nueva en Santiago. En marzo pasado, otra agresión similar ocurrió en el Hospital Clínico Quirúrgico Juan Bruno Zayas. Allí, una enfermera llamada Anaísa fue atacada por los familiares de una paciente fallecida. También acabó montada en una patrulla para presentar su denuncia.
El propio Yosmany Mayeta Labrada comentó entonces que el dolor y la rabia en momentos críticos pueden nublar el juicio, pero eso no justifica la violencia contra quienes están ahí para salvar vidas.