En una Cuba donde cada día pesa más que el anterior, la soledad también tiene cara, y esta vez es la de Norka Méndez, una mujer que un día fue el rostro de la elegancia, de la moda y del glamour criollo… y que hoy sobrevive sola en su casa del Cotorro.
El actor cubano Tony Arroyo fue quien encendió la alarma desde sus redes sociales, pidiendo ayuda urgente para esta gran modelo cubana que, a sus 86 abriles, atraviesa un momento muy difícil.
“Acaba de llamarme y lo único que pude hacer fue publicar su foto. Está sola, golpeada por una caída, sin dientes y con medio rostro dormido desde el accidente”, escribió Tony con el corazón apretado, al contar que unos vecinos la llevaron al hospital, pero desde entonces ha quedado a su suerte. Él vive lejos y, aunque se ha comprometido a llevarla a su chequeo con el cardiólogo a fin de mes, dice que hasta el transporte le sale “un huevo”.
Tony, claramente conmovido, confesó que se siente de manos atadas ante la situación de una mujer que dio tanto por el arte y la belleza en Cuba, y que hoy vive prácticamente en el olvido. Incluso intentó localizar a un amigo suyo en España, con la esperanza de que al menos una llamada le devuelva algo de ánimo.
«Ella no lo dice, pero uno ve que necesita ayuda. De verdad.»
Norka, cuyo nombre real es Natalia Méndez Ramírez, fue la musa de Alberto Korda, el legendario fotógrafo cubano que la inmortalizó en cientos de imágenes durante los años 50 y 60. Con su estampa diferente, su elegancia natural y su aura de estrella, conquistó desde las pasarelas de París hasta los sets de Hollywood, donde llegó a codearse con grandes como Frank Sinatra y Marlon Brando.
Modeló para Dior, lució joyas de las firmas más exclusivas de Francia y se convirtió en el símbolo de una feminidad sobria y universal, alejada de los estereotipos típicos de la época. «Nunca fui el prototipo de mujer cubana. Y eso fue lo que cautivó a Korda. Él buscaba algo diferente, y me encontró a mí», llegó a decir en una entrevista.
Pero los años pasan, la fama se apaga y el país no perdona la vejez cuando viene sin fortuna ni familia cerca. Hoy, Norka vive rodeada solo de sus plantas y de los animales callejeros que recoge y cuida con cariño. Y aunque su figura conserva esa elegancia que alguna vez deslumbró al mundo, ella misma dice sentirse como un espectro en medio del presente.
“Soy un fantasma… A veces aparecen mis fotos por ahí, pero en realidad ya no estoy”, comenta con una mezcla de resignación y asombro al saber que aún hay quienes la recuerdan.
El número de cuenta publicado por Tony (9224-9598-7933-5477) queda abierto para quienes puedan tender una mano. Porque una mujer como Norka no merece envejecer así, olvidada entre recuerdos y cicatrices.
Cuba necesita recordar que su historia no es solo política o resistencia… también es belleza, arte, moda y mujeres como ella, que lo dieron todo y ahora solo esperan un gesto de humanidad.